La mayoría de nosotros ha jugado de niño al teléfono roto o estropeado, ¿Te acuerdas?
Los jugadores nos poníamos en un círculo y el primer jugador transmitía en secreto una historia al segundo jugador, que a su vez la reproducía al siguiente en el círculo, esté al siguiente y así sucesivamente hasta que el mensaje recorría todo el círculo y el último decía el mensaje en voz alta para que el primer jugador escuchara su mensaje, el cual, comprobaba que la historia que le contaba a él el último jugador no se parecía en nada a la que él mismo había puesto en circulación.
Cuando cada uno iba contando lo que a él le habían transmitido, todo el grupo de jugadores comprobaban como quien más quien menos todos habían ido introduciendo modificaciones en la historia y, con lo cual, el resultado final fuera que la historia no se parecía en nada a la original.
Pues ésto hecho suele suceder en la vida cotidiana y como no, en la laboral.
El estrés, la forma de vida que llevamos y como no, el exceso de publicidad al que estamos sometidos constantemente por todo tipo de medios, hace que la mayoría de nosotros no prestemos demasiado interés a la hora de escuchar, es decir, no realizamos una escucha activa. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a una persona se precisa cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona, la que nos está hablando, transmitiendo un mensaje que desea que entendamos y al que necesita que demos respuesta o que sepamos recoger para su correcta utilización.
Este problema de comunicación provoca que al no captar bien la idea, se imagine una parte de ésta para completarla y así poder transmitir el mensaje a otra persona, pero el mensaje que se transmite no es el inicial, ya que la falta de conexión entre emisor y receptor ha provocado una distorsión, creando un mensaje, el cual está influenciado por los filtros ideológicos o culturales de cada persona.
El juego al que nos referimos es una buena dinámica de grupo para ser utilizada en las empresas, en la cual, los trabajadores potencian su imaginación pero al mismo tiempo aprenden a prestar atención y a escuchar a sus compañeros.
Con éste juego se intenta mejorar el feedback, el cual provoca muchos males entendidos y la incorrecta realización de las tareas cuando no se realiza de la forma correcta, por ello debemos intentar que el “teléfono roto” únicamente se utilice para entretenernos en el tiempo libre con los amigos pero no como nuestra forma de comunicación diaria.
Respuesta:
¿Jugamos al teléfono roto?
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La mayoría de nosotros ha jugado de niño al teléfono roto o estropeado, ¿Te acuerdas?
Los jugadores nos poníamos en un círculo y el primer jugador transmitía en secreto una historia al segundo jugador, que a su vez la reproducía al siguiente en el círculo, esté al siguiente y así sucesivamente hasta que el mensaje recorría todo el círculo y el último decía el mensaje en voz alta para que el primer jugador escuchara su mensaje, el cual, comprobaba que la historia que le contaba a él el último jugador no se parecía en nada a la que él mismo había puesto en circulación.
Cuando cada uno iba contando lo que a él le habían transmitido, todo el grupo de jugadores comprobaban como quien más quien menos todos habían ido introduciendo modificaciones en la historia y, con lo cual, el resultado final fuera que la historia no se parecía en nada a la original.
Pues ésto hecho suele suceder en la vida cotidiana y como no, en la laboral.
El estrés, la forma de vida que llevamos y como no, el exceso de publicidad al que estamos sometidos constantemente por todo tipo de medios, hace que la mayoría de nosotros no prestemos demasiado interés a la hora de escuchar, es decir, no realizamos una escucha activa. La escucha activa se refiere a la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. Para llegar a entender a una persona se precisa cierta empatía, es decir, saber ponerse en el lugar de la otra persona, la que nos está hablando, transmitiendo un mensaje que desea que entendamos y al que necesita que demos respuesta o que sepamos recoger para su correcta utilización.
Este problema de comunicación provoca que al no captar bien la idea, se imagine una parte de ésta para completarla y así poder transmitir el mensaje a otra persona, pero el mensaje que se transmite no es el inicial, ya que la falta de conexión entre emisor y receptor ha provocado una distorsión, creando un mensaje, el cual está influenciado por los filtros ideológicos o culturales de cada persona.
El juego al que nos referimos es una buena dinámica de grupo para ser utilizada en las empresas, en la cual, los trabajadores potencian su imaginación pero al mismo tiempo aprenden a prestar atención y a escuchar a sus compañeros.
Con éste juego se intenta mejorar el feedback, el cual provoca muchos males entendidos y la incorrecta realización de las tareas cuando no se realiza de la forma correcta, por ello debemos intentar que el “teléfono roto” únicamente se utilice para entretenernos en el tiempo libre con los amigos pero no como nuestra forma de comunicación diaria.
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