crea 10 preguntas con sus respuestas del texto Chanikuy y Wanöpo Las lenguas indígenas y sus significados Las lenguas reflejan las diferentes maneras en las que se expresan las numerosas culturas que componen nuestra humanidad. Cada lengua posee una manera única de expresarnos y comprender el mundo que nos rodea, así como a nosotros mismos. Por ello, aprender una lengua es la entrada principal al entendimiento y valoración de una cultura. El Perú goza de una gran diversidad lingüística que se expresa en las 50 lenguas usadas en su territorio: el castellano, la lengua de señas peruana y las 48 lenguas indígenas u originarias. Estas últimas son habladas actualmente por cuatro millones y medio de personas, es decir el 16 % de la población peruana (INEI, 2017), y vienen siendo usadas por los pueblos indígenas, moradores originarios de nuestro territorio, desde mucho antes de la llegada del castellano. Las lenguas indígenas son el medio de comunicación principal de los pueblos que las hablan. Por ello, comunicarse en ellas en todo momento y en cualquier lugar es un derecho que debemos respetar y promover, tal como se menciona en tratados internacionales, así como en la ley que regula el uso, preservación, desarrollo, recuperación, fomento y difusión de las lenguas originarias del Perú (Ley N.˚ 29735) y su respectivo reglamento. Si aprendemos a hablar una lengua indígena, tendremos valiosos conocimientos que nos conectarán con nuestras propias raíces, ya que muchos de nuestros antepasados hablaron al menos una lengua indígena u originaria. Además de las diferencias en los sonidos, el tono y el orden de las palabras, cada lengua tiene también valiosas maneras de transmitir las prácticas, saberes y valores culturales de sus hablantes, por ejemplo, las propias maneras de nombrar las actividades personales y grupales, los rasgos físicos, los movimientos, las emociones, los sentimientos, entre otras. En estas páginas, conocerás dos palabras en lenguas indígenas que muestran la riqueza de nuestra diversidad. Estas palabras conceptualizan de manera particular la realidad, y es por ello que resultan enriquecedoras para comprender la diversidad cultural de la que goza nuestro maravilloso país. Agradecemos a quienes compartieron sus conocimientos sobre las lenguas que aquí se muestran: Cynthia Palomino (quechua chanka); Daniel Valle (kakataibo); Darío López (yanesha); David Fleck, Daniel Manquid Jiménez y Fernando Shoque Uaquí (coautores del Diccionario matsés-castellano, 2012); Doris Fagua (ocaina); Eliane Camargo (cashinahua); Jaime del Águila (sharanahua); Roger Gonzalo (aimara); Rittma Urquía (yine); Pascual Aquituari (kukama kukamiria); María Gracia Madalengoitia (shiwilu); y Marleny Rodríguez (harakbut). Material elaborado por la dirección de lenguas indígenas del viceministerio de interculturalidad ilustraciones de Luis Núñez Mogrovejo. Chanikuy (Lengua quechua, variedad chanka) Reservar una comida muy rica que uno ha comprado para sí o que le han invitado, para compartirla después con la familia o con personas a quienes se les tiene un profundo cariño. A veces, se trata de algo que no se terminó de comer, pero siempre es recibido con agradecimiento porque se reconoce el desprendimiento y el cariño con que se entrega el chani. La palabra chanikuy representa una costumbre del pueblo chanka, que todos podríamos aprender. Wanöpo (Lengua harakbut) Esta palabra se traduce, a veces, como ‘centro de las emociones’. Y es que, para la cultura harakbut, las emociones y la energía se encuentran en un punto céntrico en la parte media de la espalda, que también se considera mitad del cuerpo, donde acaba la columna vertebral. De ahí nacen emociones universales como el amor, el miedo, la tristeza o la ilusión. ¿En qué parte del cuerpo sientes tú las emociones?
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