perezsalazarana
Alfredo Duarte Blum entendiéndose con el jefe guerrillero Guadalupe Salcedo, puede ser una de las más reproducidas de la historia contemporánea de Colombia. El primero era uno de los oficiales de confianza de Gustavo Rojas Pinilla, quien hacía no mucho tiempo, había accedido a la Presidencia de la República. El segundo mantuvo en jaque a las fuerzas militares en la región de los Llanos Orientales, hasta el punto de que algunos oficiales manifestaban que preferían ir a pelear a Corea, escenario en el que se había comprometido Colombia por obra de los gobiernos conservadores. La razón de ser de esta rara preferencia nos la explicaba el coronel Arturo España, que había estado en las dos guerras: “Nos encontrábamos preparados para una confrontación de tipo convencional, pero no para hacer frente a emboscadas y otro tipo de acciones llevados a cabo por pequeños y ágiles grupos de hombres armados que conocían el terreno como la palma de su mano”. Razones de la entrega El jefe rebelde, llevado al teatro en la obra Guadalupe Años Sincuenta, protagonizó acciones destacadas como la toma de Orocué y el asalto a la base aérea de Palanquero. Desmovilizado, fue asesinado (1957) durante el gobierno de la Junta Militar (1957-1958) que sucedió al régimen presidido por Rojas Pinilla (1953 a 1957). Incógnitas e hipótesis, como de costumbre, son las que hay acerca de ese asesinato. El porqué Salcedo y otros subversivos se entregaron hay que hallarlo en las promesas que recibieron del gobierno; las amenazas de ser arrasados si seguían combatiendo; el bloqueo que afrontaban; la limitación de armas, drogas y vestuario en que se encontraban a mediados de 1953; la dificultad en coordinarse de los diferentes frentes; la situación de miseria que los golpeaba más y más; y el abandono al que llegaron por parte de los directorios políticos que antes estaban con ellos desde las urbes, según las versiones de algunos historiadores. Junto a Salcedo se entregaron otros jefes guerrilleros: Dumar Aljure, Eduardo Fonseca, Carlos Perdomo y Jorge González. Algo parecido sucedió en escenarios distintos a los Llanos: en el Tolima, en Santander y en Antioquia. Creo que es esto pero estoy muy segura mi prima me enseño sobre eso