Naarden
Te daré de los gatos • Tu gato jamás hará algo que no quiere hacer: No importa cuántas veces trates de llamarlo esperando que responda corriendo feliz hacia ti, tu gato no hace lo que le dicen, es parte de su instinto independiente. Para que se adapte a tu vida, debes llenarte de paciencia y encontrarse en un punto medio.
• El gato siempre quiere saber qué gana con obedecer: Ya sea un cariñito o un bocadito, el minino necesita remuneración por su esfuerzo.
Ahora bien, suena narcisista y egoísta de su parte pero no lo tomes a mal, es parte de su comportamiento gatuno. No quiere decir que no te quiera ni que prefiera estar solo a acurrucarse en tu falda, es que hay que aprender que el gato no es perro y demuestra su cariño de forma diferente. Igual sucede con su agresividad.
Pasos para controlar la agresividad:
• Asegúrate que no sea un problema médico: El primer paso antes de comenzar a entrenarlo es tomar nota sobre su comportamiento. Quizás lo que parece ser agresividad en realidad es síntoma de alguna enfermedad.
• SER CONSTANTE: Para aprender a controlar su instinto agresivo necesitas ser constante en tu entrenamiento. Si tu gato nota que un día le dices ¡NO! al treparse a la mesa pero al día siguiente te haces el ciego y lo dejas, jamás aprenderá a comportarse como quieres.
Recuerda que el gato es amante de la rutina, si mantienes la rutina de regañarlo al cometer la misma acción con el tiempo lo entenderá.
• Nunca seas violento con tu gato: El gato no asocia violencia física con disciplina. El golpearlo sólo lo llevará al estrés y a evitar estar alrededor tuyo.
• Juega defensa: Convierte tu casa en un campo de guerra… por un tiempo. Suena dramático pero funciona. Si logras tapar o cambiar esas áreas que tu gato prefiere y las conviertes en lugares desagradables, el minino cambiará de opinión. Por ejemplo:
• Cubre los muebles: Utiliza plástico, papel de aluminio o hasta tiras de cinta adhesiva por ambos lados para cubrir los muebles. Todas son superficies desagradables para tu gato y luego de tratar de acomodarse en semejante pegamento, entenderá el mensaje.
• Asústalo en el acto: El gato no entiende (o no quiere entender) cuando lo regañas luego de que se baja de la mesa. El momento de hacerlo entender es cuando está trepado en la mesa y lo asustas in fraganti. Para esto las botellas para rociar agua son muy efectivas. Si no quieres lidiar con el agua, puedes colocar monedas en un envase de cristal y agítala cuando veas al gato comportándose de manera inadecuada. Trata de que el gato no te vea, así asociará a la mesa con el ruido o el chorro de agua y aprenderá la lección.
• El gato siempre quiere saber qué gana con obedecer: Ya sea un cariñito o un bocadito, el minino necesita remuneración por su esfuerzo.
Ahora bien, suena narcisista y egoísta de su parte pero no lo tomes a mal, es parte de su comportamiento gatuno. No quiere decir que no te quiera ni que prefiera estar solo a acurrucarse en tu falda, es que hay que aprender que el gato no es perro y demuestra su cariño de forma diferente. Igual sucede con su agresividad.
Pasos para controlar la agresividad:
• Asegúrate que no sea un problema médico: El primer paso antes de comenzar a entrenarlo es tomar nota sobre su comportamiento. Quizás lo que parece ser agresividad en realidad es síntoma de alguna enfermedad.
• SER CONSTANTE: Para aprender a controlar su instinto agresivo necesitas ser constante en tu entrenamiento. Si tu gato nota que un día le dices ¡NO! al treparse a la mesa pero al día siguiente te haces el ciego y lo dejas, jamás aprenderá a comportarse como quieres.
Recuerda que el gato es amante de la rutina, si mantienes la rutina de regañarlo al cometer la misma acción con el tiempo lo entenderá.
• Nunca seas violento con tu gato: El gato no asocia violencia física con disciplina. El golpearlo sólo lo llevará al estrés y a evitar estar alrededor tuyo.
• Juega defensa: Convierte tu casa en un campo de guerra… por un tiempo. Suena dramático pero funciona. Si logras tapar o cambiar esas áreas que tu gato prefiere y las conviertes en lugares desagradables, el minino cambiará de opinión. Por ejemplo:
• Cubre los muebles: Utiliza plástico, papel de aluminio o hasta tiras de cinta adhesiva por ambos lados para cubrir los muebles. Todas son superficies desagradables para tu gato y luego de tratar de acomodarse en semejante pegamento, entenderá el mensaje.
• Asústalo en el acto: El gato no entiende (o no quiere entender) cuando lo regañas luego de que se baja de la mesa. El momento de hacerlo entender es cuando está trepado en la mesa y lo asustas in fraganti. Para esto las botellas para rociar agua son muy efectivas. Si no quieres lidiar con el agua, puedes colocar monedas en un envase de cristal y agítala cuando veas al gato comportándose de manera inadecuada. Trata de que el gato no te vea, así asociará a la mesa con el ruido o el chorro de agua y aprenderá la lección.