Junto a la imagen tópica y casi inevitable de una arqueología aventurera y en gran medida fantástica, algunos de cuyos fotogramas más difundidos son el hallazgo fortuito de las pinturas paleolíticas de la cueva de Altamira por parte de Sautuola, la misteriosa excursión nocturna de Schliemann a las ruinas de Troya para recuperar las alhajas del célebre tesoro con las que engalanó sobre la marcha el cuerpo de Sofía, su esposa, o el apasionante -y no por ello menos concienzudo- descubrimiento por parte de Cárter de la fabulosa tumba de Tutankamón, en el valle de los Reyes, es de justicia reivindicar también la existencia de una Arqueología Científica, de una disciplina cuya personalidad se ha ido acrisolando a lo largo de los dos últimos siglos, hasta situarse a mitad de camino entre la Historia y la
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coronita
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BerlinSalazar
este creo que como que no es la respuesta :"(
Respuesta:
Junto a la imagen tópica y casi inevitable de una arqueología aventurera y en gran medida fantástica, algunos de cuyos fotogramas más difundidos son el hallazgo fortuito de las pinturas paleolíticas de la cueva de Altamira por parte de Sautuola, la misteriosa excursión nocturna de Schliemann a las ruinas de Troya para recuperar las alhajas del célebre tesoro con las que engalanó sobre la marcha el cuerpo de Sofía, su esposa, o el apasionante -y no por ello menos concienzudo- descubrimiento por parte de Cárter de la fabulosa tumba de Tutankamón, en el valle de los Reyes, es de justicia reivindicar también la existencia de una Arqueología Científica, de una disciplina cuya personalidad se ha ido acrisolando a lo largo de los dos últimos siglos, hasta situarse a mitad de camino entre la Historia y la
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coronita