Conocemos poco del Africa y muchas veces hablamos como si se tratara de una pequeña aldea donde todos se conocen y hablan la misma lengua. En los medios de comunicación se habla, muchas veces, de algún país de Africa solo cuando ocurre una catástrofe importante. Lo más conocido de esta parte del mundo son sus problemas, junto con las selvas, los animales y el desierto. Por esto lo primero que hay que notar es que se trata de todo un continente con una realidad muy compleja.
En este continente florecieron imperios y reinos de tal magnitud que estuvieron a la cabeza del progreso y de la ciencia. Y si nos remontamos a algunos cientos de miles de años más atrás, en algún rincón de África aparecieron los primeros hombres y mujeres, se produjo el salto del homínido al homo sapiens. Adán y Eva, como denominamos a nuestros primeros antepasados, fueron negros.
El suelo africano verde y rugoso en algunas zonas reseco y ondulante en los amplios desiertos del Sahara, Namib y Kalahari, encierra bajo sus entrañas inmensos recursos mineros, que desató y sigue desatando la codicia de los occidentales. El desarrollo europeo y norteamericano no hubiera alcanzado niveles tan altos sin los recursos africanos: Primero con la compra y venta de personas esclavizadas, después con la acelerada explotación de las materias primas.
Conocemos poco del Africa y muchas veces hablamos como si se tratara de una pequeña aldea donde todos se conocen y hablan la misma lengua. En los medios de comunicación se habla, muchas veces, de algún país de Africa solo cuando ocurre una catástrofe importante. Lo más conocido de esta parte del mundo son sus problemas, junto con las selvas, los animales y el desierto. Por esto lo primero que hay que notar es que se trata de todo un continente con una realidad muy compleja.
En este continente florecieron imperios y reinos de tal magnitud que estuvieron a la cabeza del progreso y de la ciencia. Y si nos remontamos a algunos cientos de miles de años más atrás, en algún rincón de África aparecieron los primeros hombres y mujeres, se produjo el salto del homínido al homo sapiens. Adán y Eva, como denominamos a nuestros primeros antepasados, fueron negros.
El suelo africano verde y rugoso en algunas zonas reseco y ondulante en los amplios desiertos del Sahara, Namib y Kalahari, encierra bajo sus entrañas inmensos recursos mineros, que desató y sigue desatando la codicia de los occidentales. El desarrollo europeo y norteamericano no hubiera alcanzado niveles tan altos sin los recursos africanos: Primero con la compra y venta de personas esclavizadas, después con la acelerada explotación de las materias primas.