Se requiere el título ... En aquel tiempo se acercó uno a Jesús y le preguntó: "¿Maestro, ¿qué ... ¿Hay actitudes sobre las cuales yo soy no negociablerencores; ... tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) Uno podría interpretar la ... En cambio, Él enumera los que se refieren a nuestra relación entre nosotros.
En aquel tiempo se acercó uno a Jesús y le preguntó: "¿Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". El le preguntó: "¿Cuáles?". Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo". El muchacho le dijo: "Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?". Jesús le contestó: "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego vente conmigo". Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Mateo 19:16-22
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
Déjame por un momento preguntar a Jesús_ “¿Qué debo hacer para tener vida eterna?” ¿Viene algo a tu mente? ¿Me invita a tratar de pararme frente a Dios con las manos abiertas, no con los puños cerrados? ¿Me pide que abandone algo para estar verdaderamente libre para seguirlo?
¿Hay actitudes sobre las cuales yo soy no negociable –rencores; resentimientos; auto-compasión; amarguras; desprecio a los demás por sus defectos; demasiada flojera para rezar; adicción a trivialidades; insensibilidad a las necesidades de los otros.
Señor, trabaja en mí, para que no deambule por el camino del discipulado, sin sentido, vacío y triste.
Seguimos Orando
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
Este relato del Evangelio es discutido frecuentemente, y es encontrado en formas ligeramente distintas en los tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) Uno podría interpretar la reacción del hombre joven como que trató de cumplir con lo que Jesús le pedía, hasta que fue incapaz de hacerlo y tuvo que irse muy triste. Sin embargo no hay duda que el hombre tenía muchas posesiones, a las cuales él estaba muy apegado como para seguir a Jesús.
Esta parábola nos invita a preguntarnos: ¿cuáles de mis posesiones me podría estar de cierta manera reteniendo para seguir a Cristo?
Rezo por la gracia de ver más claramente aquellas cosas que me están impidiendo entregarme por completo al servicio de Cristo.
Seguimos Orando
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
Es interesante comprobar que los mandamientos que Jesús recita al joven rico, no incluyen los primeros tres, todos los cuales se refieren a nuestra relación con Dios. En cambio, Él enumera los que se refieren a nuestra relación entre nosotros. El mensaje es claro: no vivimos aislados/as. El amor por nuestro prójimo es la puerta para la vida eterna.
¿Cuáles amarras en mi vida me dificultan una relación más profunda con mi prójimo y con Dios?
Seguimos Orando
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
El joven estaba actuando lo mejor posible, pero se dio cuenta de que faltaba algo, de que algo lo hacía retroceder. A pesar de sus mejores esfuerzos, Jesús no lo había animado, sino que le había pedido que enfrentara la verdad. Mis momentos de oración a veces me ponen en contacto con un mensaje de Jesús, una palabra de Dios, que me desafía y me da una cierta pena: puedo darme cuenta de que Dios está menos interesado en lo que hago que en lo que me estoy convirtiendo. Jesús me llama más allá de mi actividad y me invita a tener con Él una relación más profunda.
Seguimos Orando
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
A veces, cuando hacemos una pregunta a Dios, no nos gusta la respuesta. Cuando Jesús desafía a este joven a dejar las cosas materiales que atesora, se aleja de Jesús, con pena. ¿Me duele el corazón cuando sé que Dios me está pidiendo algo que no estoy preparado/a para darle?
Enséñame, Señor, cómo liberarme de las cosas que me retienen y me impiden seguirte más de cerca. Ayúdame a ver que mis posesiones no son el tesoro que estoy buscando. Ayúdame a construir el tesoro duradero de una fuerte relación contigo.
Seguimos Orando
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Reflexiones sobre la lectura de hoy
Jesús, escoges dos aspectos del encuentro con este buen joven. Parece no estar claro el uso de la palabra "bueno";, y parece que se enfoca en "hacer el bien". Tú lo llevas al tema central: no tanto acumular buenas obras, sino que a vivir el amor, listo para expresar ese amor en los sacrificios que Dios nos puede pedir.
Para seguir a Jesús necesitamos sacudirnos de todo lo que nos amarra, y de todas las cadenas que nos aprisionan, al depender de la riqueza, la estima o la comodidad. Cualquier "riqueza" que toma el primer lugar en nuestra vida - incluso una persona - puede bloquear nuestra libertad para seguir al Señor. La riqueza entristeció al joven que se encuentra con Jesús en esta lectura - un claro signo de que sus posesiones lo poseían y lo aprisionaban. Riquezas, amistades, éxitos y todo lo que deseamos en la vida, pueden acercarnos o alejarnos de Dios y de nuestro ser profundo. La oración puede purificar nuestra relación con Dios, y con toda su Creación.
Se requiere el título ... En aquel tiempo se acercó uno a Jesús y le preguntó: "¿Maestro, ¿qué ... ¿Hay actitudes sobre las cuales yo soy no negociablerencores; ... tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) Uno podría interpretar la ... En cambio, Él enumera los que se refieren a nuestra relación entre nosotros.
En aquel tiempo se acercó uno a Jesús y le preguntó: "¿Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna? Jesús le contestó: "¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos". El le preguntó: "¿Cuáles?". Jesús le contestó: "No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo". El muchacho le dijo: "Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?". Jesús le contestó: "Si quieres llegar hasta el final, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego vente conmigo". Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.
Mateo 19:16-22
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Déjame por un momento preguntar a Jesús_ “¿Qué debo hacer para tener vida eterna?” ¿Viene algo a tu mente? ¿Me invita a tratar de pararme frente a Dios con las manos abiertas, no con los puños cerrados? ¿Me pide que abandone algo para estar verdaderamente libre para seguirlo?
¿Hay actitudes sobre las cuales yo soy no negociable –rencores; resentimientos; auto-compasión; amarguras; desprecio a los demás por sus defectos; demasiada flojera para rezar; adicción a trivialidades; insensibilidad a las necesidades de los otros.
Señor, trabaja en mí, para que no deambule por el camino del discipulado, sin sentido, vacío y triste.
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Este relato del Evangelio es discutido frecuentemente, y es encontrado en formas ligeramente distintas en los tres Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) Uno podría interpretar la reacción del hombre joven como que trató de cumplir con lo que Jesús le pedía, hasta que fue incapaz de hacerlo y tuvo que irse muy triste. Sin embargo no hay duda que el hombre tenía muchas posesiones, a las cuales él estaba muy apegado como para seguir a Jesús.
Esta parábola nos invita a preguntarnos: ¿cuáles de mis posesiones me podría estar de cierta manera reteniendo para seguir a Cristo?
Rezo por la gracia de ver más claramente aquellas cosas que me están impidiendo entregarme por completo al servicio de Cristo.
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Es interesante comprobar que los mandamientos que Jesús recita al joven rico, no incluyen los primeros tres, todos los cuales se refieren a nuestra relación con Dios. En cambio, Él enumera los que se refieren a nuestra relación entre nosotros. El mensaje es claro: no vivimos aislados/as. El amor por nuestro prójimo es la puerta para la vida eterna.
¿Cuáles amarras en mi vida me dificultan una relación más profunda con mi prójimo y con Dios?
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El joven estaba actuando lo mejor posible, pero se dio cuenta de que faltaba algo, de que algo lo hacía retroceder. A pesar de sus mejores esfuerzos, Jesús no lo había animado, sino que le había pedido que enfrentara la verdad. Mis momentos de oración a veces me ponen en contacto con un mensaje de Jesús, una palabra de Dios, que me desafía y me da una cierta pena: puedo darme cuenta de que Dios está menos interesado en lo que hago que en lo que me estoy convirtiendo. Jesús me llama más allá de mi actividad y me invita a tener con Él una relación más profunda.
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A veces, cuando hacemos una pregunta a Dios, no nos gusta la respuesta. Cuando Jesús desafía a este joven a dejar las cosas materiales que atesora, se aleja de Jesús, con pena. ¿Me duele el corazón cuando sé que Dios me está pidiendo algo que no estoy preparado/a para darle?
Enséñame, Señor, cómo liberarme de las cosas que me retienen y me impiden seguirte más de cerca. Ayúdame a ver que mis posesiones no son el tesoro que estoy buscando. Ayúdame a construir el tesoro duradero de una fuerte relación contigo.
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Jesús, escoges dos aspectos del encuentro con este buen joven. Parece no estar claro el uso de la palabra "bueno";, y parece que se enfoca en "hacer el bien". Tú lo llevas al tema central: no tanto acumular buenas obras, sino que a vivir el amor, listo para expresar ese amor en los sacrificios que Dios nos puede pedir.
Para seguir a Jesús necesitamos sacudirnos de todo lo que nos amarra, y de todas las cadenas que nos aprisionan, al depender de la riqueza, la estima o la comodidad. Cualquier "riqueza" que toma el primer lugar en nuestra vida - incluso una persona - puede bloquear nuestra libertad para seguir al Señor. La riqueza entristeció al joven que se encuentra con Jesús en esta lectura - un claro signo de que sus posesiones lo poseían y lo aprisionaban. Riquezas, amistades, éxitos y todo lo que deseamos en la vida, pueden acercarnos o alejarnos de Dios y de nuestro ser profundo. La oración puede purificar nuestra relación con Dios, y con toda su Creación.