De nuevo, tengo una mala noticia y también una buena noticia para ti, gay que quieres dejar de serlo. La mala noticia, que en realidad no tiene nada de malo aunque tu sufrimiento te impida verlo ahora, es que por mucho que lo intentes, por mucho que te esfuerces, por mucho que haya quien te diga lo contrario, es imposible que dejes de ser homosexual. Esto no es una enfermedad, no es algo que puedas elegir, no es algo que cambie con el toque de una varita mágica.
Pero ojo, porque la buena noticia sigue estando ahí y te aseguro que es muy buena. ¿Quieres saber cuál es? Muy sencillo: que puedes ser tremendamente feliz siendo homosexual. Tan feliz como pueden serlo las personas heterosexuales.
Lo sé. Ahora te parece imposible. A mí también me lo pareció en algún momento de mi vida. Pensaba que haría mucho daño a la gente que quería, que no me aceptarían tal y como soy. Pero, créeme, esto no tiene por qué ser así.
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De nuevo, tengo una mala noticia y también una buena noticia para ti, gay que quieres dejar de serlo. La mala noticia, que en realidad no tiene nada de malo aunque tu sufrimiento te impida verlo ahora, es que por mucho que lo intentes, por mucho que te esfuerces, por mucho que haya quien te diga lo contrario, es imposible que dejes de ser homosexual. Esto no es una enfermedad, no es algo que puedas elegir, no es algo que cambie con el toque de una varita mágica.
Pero ojo, porque la buena noticia sigue estando ahí y te aseguro que es muy buena. ¿Quieres saber cuál es? Muy sencillo: que puedes ser tremendamente feliz siendo homosexual. Tan feliz como pueden serlo las personas heterosexuales.
Lo sé. Ahora te parece imposible. A mí también me lo pareció en algún momento de mi vida. Pensaba que haría mucho daño a la gente que quería, que no me aceptarían tal y como soy. Pero, créeme, esto no tiene por qué ser así.