Margarita la despistada Margarita se fue de vacaciones al parque de la Alegría que por ese tiempo estaba muy de moda. Al llegar estaba muy ansiosa de conocer todos los lugares y le dieron el instructivo para que se guiara, pero Margarita pensó que el parque era pequeño y no necesitaba leerlo por lo tanto lo dejó en una silla donde estuvo sentada; no había pasado dos horas cuando se sintió perdida y le fue muy difícil regresar a la entrada. Ya avanzada la tarde logró nuevamente llegar al sitio de la entrada, pero ¡¡¡¡ Oh sorpresa!!!! Ya estaba el parque cerrado. Muy angustiada llamó desesperadamente, pero nadie acudía para auxiliarla hasta que por fin logró ser escuchada por alguien que pasaba cerca al parque y dio aviso a la policía para que la sacaran del parque y fue así como logro salir y llegar a su casa nuevamente. Lo que pensó que seria el mejor de sus días terminó siendo una pesadilla. 4.Después de leer la anécdota de “Margarita la despistada” responda las siguientes preguntas: A. Porqué cree usted que Margarita se perdió? B. Qué tendría el instructivo que le dieron a Margarita cuando llegó al parque? C. Cómo califica usted a Margarita teniendo en cuenta lo que hizo? D. Quién que cree usted que tiene la culpa de que Margarita se haya quedado sola en el parque, Margarita o los administradores del parque? E. Imagine y haga el posible texto instructivo que le dieron a Margarita donde de las instrucciones para que Margarita hubiese salido antes de cerrar el parque.
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1. Escriba 4 conclusiones de forma enumerada de cada una de las siguientes lecturas (guía): El árbol de las preocupaciones, el niño y los clavos. EL ÁRBLO DE LAS PREOCUPACIONES Un rico comerciante contrató a un carpintero para restaurar una antigua casa colonial. Como el comerciante era de esas personas a las que les gusta tener todo bajo control y le preocupaba que el trabajo no quedase bien, decidió pasar un día en la casa, para ver cómo iban las obras. Al final de la jornada, se dio cuenta de que el carpintero había trabajado mucho, a pesar de que había sufrido varios contratiempos. Para completar el día de mala suerte, el coche también se negó a funcionar así que el empresario se ofreció para llevarle a casa. El carpintero no habló durante todo el trayecto, visiblemente enojado y preocupado por todos los contratiempos que había tenido a lo largo del día. Sin embargo, al llegar invitó al comerciante a conocer a su familia y a cenar, pero antes de abrir la puerta, se detuvo delante de un pequeño árbol y acarició sus ramas durante pocos minutos. Cuando abrió la puerta y entró en la casa, la transformación era radical: parecía un hombre feliz. La cena transcurrió entre risas y animada conversación. Al terminar la velada, el carpintero acompañó al comerciante al coche. Cuando pasaron por delante del árbol, este le preguntó: - ¿Qué tiene de especial ese árbol? Antes de entrar estabas enojado y preocupado y después de tocarlo eras otro hombre. - Ese es el árbol de los problemas – le respondió el carpintero. – Soy consciente de que no puedo evitar los contratiempos en el trabajo pero no tengo por qué llevarme las preocupaciones a casa. Cuando toco sus ramas, dejo ahí las preocupaciones y las recojo a la mañana siguiente, cuando regreso al trabajo. Lo interesante es que cada mañana encuentro menos motivos para preocuparme que los que dejé el día antes. Esa noche, el rico comerciante aprendió una de las lecciones más valiosas de su vida el niño y los clavos Este es un cuento infantil que nos narra la historia de un niño con mal carácter que solía ser poco amable e irrespetuoso con sus amigos y las personas, incluso con sus propios padres. Cansado de su mal carácter, un buen día su padre le da una bolsa con clavos y le impone la tarea de clavar un clavo en una cerca de madera detrás de su casa cada vez que él se sintiera molesto o enojado. Solo durante el primer día, el pequeño ya había clavado 37 clavos en la cerca de madera, sin embargo, en los días siguientes esta cantidad fue disminuyendo considerablemente. El niño se dio cuenta entonces, que lo más correcto era controlar su mal carácter en lugar de continuar clavando clavos. A continuación el niño fue con su padre y le entregó la bolsa con clavos diciéndole que se sentía feliz y que ya no era necesario seguir haciendo esa tarea. Su padre le felicito, sin embargo le indicó que cada vez que controlara su mal carácter, él debía sacar uno de los clavos que antes había sacado. El niño lo hizo y al terminar, volvió a donde su padre y entonces su padre le dijo que a pesar de haber trabajado duro para clavar y quitar los clavos de la cerca, los agujeros no desaparecerían. El niño entonces aprendió que cualquier cosa que haga o diga con mal carácter, dejará huella tal como los agujeros en la madera
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