Como se estaba promoviendo la exportación colombiana de artículos de cuero hacia los Estados Unidos, un investigador de la firma Monitor decidió entrevistar a los representantes de 2.000 almacenes en Colombia. La conclusión de la encuesta fue determinante: los precios de las carteras de cuero eran altos y baja la calidad. No contento con esto, el investigador bajó entonces donde los fabricantes para preguntarles por esas dos razones del costo y la calidad. Los manufactureros dijeron: no es culpa nuestra; las curtiembres tienen una tarifa arancelaria de protección del 15 por ciento para impedir que lleguen los cueros de Argentina.Entonces les preguntó a los propietarios de las curtiembres: no es culpa nuestra, el problema radica en los mataderos porque allí se sacan cueros de mala calidad.El investigador, se fue a un matadero donde le dijeron: no es culpa nuestra; los ganaderos gastan muy poco en venenos contra las garrapatas y además marcan sus reses para que los guerrilleros no se las roben.Finalmente, el investigador de Monitor decidió visitar a los ganaderos: no es culpa nuestra; esas estúpidas vacas se restriegan contra los alambres de púa para rascarse las garrapatas.La ironía de la historia viene al final. La conclusión del consultor de exportaciones norteamericano que vino desde el exterior fue muy simple: ¡los productores de carteras de cuero de Colombia no pueden competir en el mercado de los EE.UU. porque sus vacas son unas estúpidas!PREGUNTAS1). Escribe tres respuestas inadecuadas para la verdadera culpa
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El maestro y el alacrán Cuentan por ahí que había un maestro paseando con sus discípulos por el sendero de un hermoso bosque. Iban muchas veces y lo hacían en silencio, meditando, pero a la vez contemplando las maravillas de la naturaleza, sabiéndose del todo afortunados. Pero ese día iban a vivir un episodio de lo más especial para todos: cerca de la orilla del riachuelo, un alacrán había caído al agua y se encontraba luchando por su vida. De inmediato, el maestro se acercó al lugar, alargó su brazo y tomó el animal para sacarlo del agua. Entonces, el alacrán le picó. Y el dolor de la picadura fue tan grande que, al sacudir la mano, y de forma instintiva, el maestro dejó caer al alacrán, que cayó de nuevo al río. Al darse cuenta de lo ocurrido, y sin pensárselo dos veces, volvió sumergir su mano en el agua para salvarlo una vez más, pero el alacrán le volvió a picar y cayó de nuevo al riachuelo. Tras superar el dolor de la segunda picadura, el maestro se agachó nuevamente en un tercer intento de salvarlo Fue en aquel momento cuando uno de sus discípulos le detuvo tomándolo por el hombro y le dijo: —Perdone Maestro, ¿no se da cuenta de que cada vez que intente sacar al alacrán del agua… le picará? A lo que el maestro respondió: ---La naturaleza del alacrán es picar; la mía, ayudar. Y ninguna de estas naturalezas va a cambiar. Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida una tercera vez. Preguntas 2. Escribe las enseñanzas que transmite el cuento. 3. ¿A qué se refiere el maestro al afirmar: -La naturaleza del alacrán es picar; ¿la mía, ayudar?
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