¿cual es el tema principal?Hasta hace algunos años, los profesores universitarios más críticos nos hablaban del american way of life como un estilo de vida consumista que tendía a alienar a los pueblos, a suprimir las identidades y tradiciones culturales; a facilitar el acceso a comodidades, lujos y derroche de medios materiales a costa de agravar las relaciones armónicas con la naturaleza y propiciar la deshumanización: el sistema económico nos define como consumidores, no como personas.Hoy, las condiciones de vida se están degradando aceleradamente y nadie habla de los peligros del modo de vida americano porque es un modelo que ya se ha extendido a todo el orbe. Como explica el investigador universitario Víctor Bernal Sahagún en su Anatomía de la publicidad en México, la publicidad, la ideología consumista y la gigantesca industria del desperdicio en el capitalismo salvaje de nuestro tiempo crean cotidianamente nuevas “necesidades“ cuya principal función es reactivar el proceso de producción y consumo de bienes innecesarios, pero útiles para que las empresas transnacionales que los producen sigan concentrando riqueza.Esta ideología destructiva es reforzada cotidianamente a través de televisión, radio, producciones cinematográficas, textos impresos y nuevas tecnologías de la información y la comunicación: es introducida sistemáticamente en millones de mensajes sutiles y abiertos a todas horas, los 365 días del año, despedazando la identidad cultural de los pueblos.Ninguna connotación y ningún matiz son “inocentes” todos los mensajes son perfecta y detalladamente analizados por numerosos especialistas publicistas; por expertos en marketing, en sociología del consumo, en psicología del color y en manipulación de las emociones y sentimientos ; por especialistas en “las ciencias del comportamiento” mismos que son contratados por las empresas multinacionales con la perversa intención de reducir la capacidad racional de los seres humanos, a los que llaman televidentes (homo videns, dice el sociólogo italiano Giovanni Sartori en su texto del mismo nombre) para que éstos actúen como robots admitiendo acríticamente todas las políticas del Estado; como zombis consumistas, a los que se les vende no sólo una mercancía, sino – y sobre todo-una ideología, con la que, como enajenados (ajenos a su realidad), se sientan identificados, aunque su mundo sea radicalmente diferente al que muestran los medios.Pareciera que cuantos más avances nos aporta la ciencia y la tecnología, en la misma proporción estamos destruyendo las condiciones de vida en el planeta y que en un futuro nuestra Tierra se habrá convertido en un desierto con aire, agua y suelos contaminados por efecto de los procesos productivos que nos han traído las comodidades que hoy disfrutamos; desde las más sutiles, como el uso diario de papel sanitario (pañales, toallas femeninas y papel para el baño), para 7 mil 500 millones de seres en el mundo, hasta las más complejas, como la introducción al mercado de 100 millones de automotores al año, así como los más de 300 millones de computadoras y la existencia de 6 mil millones de celulares que, en conjunto, generan 72 millones de toneladas de basura electrónica cada año.Los efectos de la publicidad son tan exitosos en su plan de convertirnos en consumidores compulsivos que en unos cuantos años terminaron con costumbres y tradiciones que armonizaban con la naturaleza, pero afectaban los intereses de la industria del desperdicio, por lo que tuvieron que ser sustituidas:a) El uso de canastas y sacos de fibras naturales para ir al mercado que, en cuanto se hacían inservibles, se convertían en abono para la tierra. La mercadotecnia, la publicidad y el consumismo las sustituyeron por toneladas de plásticos producidos por la poderosa y contaminante industria petroquímica; para guardar otras mercancías que ya vienen empacadas en otros plásticos. A tal grado de irracionalidad se ha llegado que se venden hasta bolsas “para la basura” para tirar otras bolsas y otros desperdicios. Hoy día sólo siete países de África prohíben totalmente la producción, comercialización y uso de plásticos, pues matan el ganado, tapan los drenajes, y contribuyen a enfermedades como la malaria.b) La venta de mercancías a granel, para que el cliente compre exclusivamente lo que necesite, quedó atrás. La industria del desperdicio da una mejor presentación a la mercancía-fetiche, acompañada por publicidad, a tal grado que, con frecuencia, es más caro el empaque o la envoltura que la mercancía. El costo de producción de 2 litros de Coca Cola no llega a 2 pesos. ¿Por qué pagan los consumidores más de 20 pesos? Porque son ellos quienes sostienen las millonarias campañas publicitarias de la transnacional.​
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