PODEMOS CELEBRAR SIN PIROTÉCNICOS Las festividades en tiempos sin cuarentena han motivado a la mayoría de personas al uso de la pirotecnia, algo que significaba alegría, diversión, fiesta y felicidad, pero detrás de esa atmósfera de celebración existe una realidad cruda que estoy segura no te detuviste a pensar. Los cambios basados en la mejora son buenos, por ello en pleno siglo XXI resulta inconcebible que hayamos estado en medio de una celebración con pirotécnicos. Es necesario e imprescindible que se prohíba la elaboración, venta y uso de los pirotécnicos porque son peligrosos para quien lo manipula, puede causar daño o perdida de una parte del cuerpo e incluso la muerte y porque su uso atenta también al ambiente. Comenzaré mencionando las repercusiones de la práctica de la pirotecnia desde tres vertientes: los daños al ser humano, la contaminación ambiental y auditiva y los perjuicios hacia los animales. El Ministerio de Salud en un artículo publicado el 2019, indica que producto de las festividades de fin de año se incrementan las quemaduras en los niños, por el uso inapropiado de pirotécnicos, que dejan secuelas graves, reducen la posibilidad de llevar vidas económicamente productivas, y las alteraciones en la imagen corporal que tienen efectos psicológicos y sociales. Por lo que inciden en la importancia de prestar atención a los niños en casa y no usar pirotécnicos. A ello podemos agregar las explosiones en las bodegas donde almacenan sus materiales, sin supervisión ni intervención de las autoridades responsables. El argumento más fuerte que ha mantenido y hasta legitimado a la pirotecnia es el económico, ya que se contempla como una actividad artesanal que sustenta a múltiples familias; sin embargo, es una explicación débil y sesgada porque, aunque es cierto que obtienen beneficios económicos, se puede optar por otras alternativas que no causen daños (aunque éstos no sean intencionales), las circunstancias actuales nos han demostrado que si es posible rediseñarnos y optar por otras fuentes de ingreso. Otro aspecto a considerar es que, al ser una actividad artesanal, sin normativas que regulen su proceso productivo y que se lleva a cabo en las viviendas familiares de los artesanos, que resulta casi imposible que las autoridades responsables puedan verificar dichos procedimientos; por lo que no existe un control de calidad y seguridad en cuanto al uso de materiales en el marco de las normas de seguridad industriales. En segundo lugar, debemos analizar el daño ambiental. Los fuegos artificiales y los cohetones están hechos de compuestos altamente contaminantes, como el perclorato de sodio, cobre, estronciolitio, entre otros metales pesados que al momento de detonar liberan monóxido de carbono y otro tipo de partículas suspendidas. Cuando estos gases entran directamente al sistema respiratorio causan enfermedades respiratorias e incluso envenenamiento. El otro tipo de contaminación que se genera es la auditiva, de acuerdo con la especialista en audiología Atuán (2019), indica que “la detonación de petardos y cohetones alcanza hasta los 190 decibeles, superando por mucho el nivel permisible para el oído humano (70 a 85 decibeles)”. Por ello que los niños pequeños son los más propensos a padecer daños auditivos porque sus oídos son muy sensibles. Lo mismo sucede con los animales como los perros y aves, quienes también tienen un oído considerablemente más sensible que el nuestro, y por lo tanto pueden sufrir daños más graves como la pérdida de audición, otro daño es también la paralización total o parcial, intentos incontrolados de escapar y esconderse, temblores y jadeos, micción o defecación. Además, al momento de sentir temor pueden huir, perderse y ser víctimas de accidentes y morir. Al respecto la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile (2019), mediante su especialista la Dra. Ledesma, señala que “El estrés que generan los ruidos excesivos a las mascotas, como el estruendo de los fuegos artificiales, puede tener graves consecuencias en su sistema inmunológico, les bajan las defensas y eso los hace propensos a contraer enfermedades. En conclusión, aunque el uso de pirotécnicos sea una práctica cultural muy arraigada en nuestro país durante las festividades, tiene que cambiar. El impacto negativo que genera en el ambiente y en nuestra salud no es poco. Está demostrado en los tiempos actuales que, el ser humano es capaz de reflexionar frente a este tema, por ello se hace imperioso generar cambios, y ser parte de ellos, para que de esta manera aseguraremos una vida diferente a las generaciones venideras en nuestro planeta. Por ello es necesario e imprescindible que se prohíba la elaboración, venta y uso de los pirotécnicos por todas las razones expuestas en el presente ensayo ya que son peligrosos para quien lo manipula, puede causar daño o perdida de una parte del cuerpo e incluso la muerte y porque su uso atenta también al ambiente.​
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