¿cuantas oraciones tiene el párrafo? La diabetes La diabetes es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre). Se asocia con una deficiencia absoluta o relativa de la producción y/o de la acción de la insulina. Con el tiempo, la diabetes conduce a daños graves en el corazón, vasos sanguíneos, ojos, riñones y nervios.  Hay tres tipos principales de diabetes. La más común es la diabetes tipo 2, representa del 85% al 90% de los casos y se manifiesta generalmente en adultos, cuando el cuerpo se vuelve resistente a la insulina o no produce suficiente insulina. Se relaciona con factores de riesgo modificables como la obesidad o el sobrepeso, la inactividad física, y las dietas con alto contenido calórico de bajo valor nutricional. La diabetes tipo 1, antes conocida como diabetes juvenil o diabetes insulinodependiente, es una afección crónica en la que el páncreas produce poca o ninguna insulina por sí mismo. La diabetes gestacional se presenta durante el embarazo. Para las personas que viven con diabetes, el acceso a un tratamiento asequible, incluida la insulina, es fundamental para su supervivencia.  El Síndrome Metabólico se caracteriza por la presencia de prediabetes en conjunción con otro factor de riesgo para enfermedad cardiovascular (CVD), como hipertensión, la obesidad parte superior del cuerpo o dislipidemia. Se estima que 62 millones de personas en las Américas tienen diabetes tipo 2 Tanto el número de casos como la prevalencia de diabetes han aumentado de manera constante durante las últimas décadas. Existe un objetivo acordado a nivel mundial para detener el aumento de la diabetes y la obesidad para 2025. ​
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CUAL ES LA INTRODUCCION DEL TEXTO“EL MISTERIO DEL ELEFANTE” Cuando yo era chico me encantaban los circos; lo que más me gustaba eran los animales, y dentro de ellos, mi preferido era el elefante. Durante la función, la enorme bestia impresionaba a todos, por su peso, tamaño y sobre todo, por su descomunal fuerza. Pero, después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, uno podía encontrar al elefante detrás de la capa principal atada, mediante una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. La estaca era sólo un minúsculo, apenas enterrado a unos centímetros de la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal era capaz de arrancar un árbol de cuajo, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿por qué el elefante no huye, arrancando la pequeña estaca, con el mismo esfuerzo que yo necesitaría para romper un palito de fósforos? ¿Qué fuerza misteriosa lo mantiene atado, impidiéndole huir? Tenía unos siete u ocho años y todavía confiaba en la sabiduría de las personas grandes. Pregunté buscando respuestas a ese misterio. No obtuve una coherente. Alguien me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Entonces… ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta que me satisficiera. Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca. Hasta hace unos días, me encontré con una persona lo suficientemente sabia, que me dió una respuesta que al fin me satisfizo: “el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño”. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño elefantito, con sólo unos días de nacido, sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el animalito empujó, jaló, sacudió y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo liberarse. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Podría jurar que el primer día se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía… hasta que un día, un terrible día el animal aceptó su impotencia, y se resignó a su destino. El elefante dejó de luchar para liberarse. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO PUEDE HACERLO. Tiene grabado en su mente el recuerdo de sus entonces inútiles esfuerzos y ahora ha dejado de luchar, no es libre, porque ha dejado de intentar serlo. Nunca más intentó poner a pruebas sus fuerzas… Nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a varios (cientos) de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que “No podemos” con el motón de cosas, simplemente porque algunas vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestra mente: No puedo… No puedo y nunca podré. Crecimos portando ese mensaje, que nos impusimos a nosotros mismos, y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saber cuáles son nuestras limitaciones AHORA, es intentar de nuevo, poniendo en el intento TODO NUESTRO CORAZÓN. Espero que esta simple historia te cargue de energía como para creer que en la vida ¡no hay imposible! ​
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Necesito un resumen de este texto“EL MISTERIO DEL ELEFANTE” Cuando yo era chico me encantaban los circos; lo que más me gustaba eran los animales, y dentro de ellos, mi preferido era el elefante. Durante la función, la enorme bestia impresionaba a todos, por su peso, tamaño y sobre todo, por su descomunal fuerza. Pero, después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, uno podía encontrar al elefante detrás de la capa principal atada, mediante una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. La estaca era sólo un minúsculo, apenas enterrado a unos centímetros de la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal era capaz de arrancar un árbol de cuajo, con facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿por qué el elefante no huye, arrancando la pequeña estaca, con el mismo esfuerzo que yo necesitaría para romper un palito de fósforos? ¿Qué fuerza misteriosa lo mantiene atado, impidiéndole huir? Tenía unos siete u ocho años y todavía confiaba en la sabiduría de las personas grandes. Pregunté buscando respuestas a ese misterio. No obtuve una coherente. Alguien me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Entonces… ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta que me satisficiera. Con el tiempo, me olvidé del misterio del elefante y la estaca. Hasta hace unos días, me encontré con una persona lo suficientemente sabia, que me dió una respuesta que al fin me satisfizo: “el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño”. Cerré los ojos y me imaginé al pequeño elefantito, con sólo unos días de nacido, sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el animalito empujó, jaló, sacudió y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo liberarse. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Podría jurar que el primer día se durmió agotado por el esfuerzo infructuoso, y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que seguía… hasta que un día, un terrible día el animal aceptó su impotencia, y se resignó a su destino. El elefante dejó de luchar para liberarse. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO PUEDE HACERLO. Tiene grabado en su mente el recuerdo de sus entonces inútiles esfuerzos y ahora ha dejado de luchar, no es libre, porque ha dejado de intentar serlo. Nunca más intentó poner a pruebas sus fuerzas… Nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a varios (cientos) de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que “No podemos” con el motón de cosas, simplemente porque algunas vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestra mente: No puedo… No puedo y nunca podré. Crecimos portando ese mensaje, que nos impusimos a nosotros mismos, y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saber cuáles son nuestras limitaciones AHORA, es intentar de nuevo, poniendo en el intento TODO NUESTRO CORAZÓN. Espero que esta simple historia te cargue de energía como para creer que en la vida ¡no hay imposible! ​
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