En esto, parece ser o que el frío de la mañana que ya venía, o que Sancho hubiese cenado algunas cosas laxantes o que fuese cosa natural -que es lo que más se debe creer-, a él le vino en voluntad y deseo de hacer lo que otro no pudiera hacer por él; mas era tanto el miedo que había entrado en su corazón, que no osaba apartarse un negro de uña de su amo. Pues pensar de no hacer lo que tenía gana tampoco era posible; y, así, lo que hizo, por bien de paz, fue soltar la mano derecha, que tenía asida al arzón trasero, con la cual bonitamente y sin rumor alguno se soltó la lazada corrediza con que los calzones se sostenían sin ayuda de otra alguna, y, en quitándosela, dieron luego abajo y se le quedaron como grilletes; tras esto, alzó la camisa lo mejor que pudo y echó al aire entrambas posaderas, que no eran muy pequeñas. Hecho esto, que él pensó que era lo más que tenía que hacer para salir de aquel terrible aprieto y angustia, le sobrevino otra mayor que fue que le pareció que no podía evacuar sin hacer estrépito y ruido, y comenzó a apretar los dientes y a encoger los hombros, recogiendo en sí el aliento todo cuanto podía; pero, con todas estas diligencias, fue tan desdichado que al cabo vino a hacer un poco de ruido, bien diferente de aquel que a él le ponía tanto miedo. Oyólo don Quijote y dijo: -¿Qué rumor es ese, Sancho? - -No sé, señor -respondió él-. Alguna cosa nueva debe de ser, que las aventuras y desventuras nunca comienzan por poco. Torné otra vez a probar ventura, y sucedióle tan bien, que sin más ruido ni alboroto que el pasado se halló libre de la carga que tanta pesadumbre le había dado. Mas como don quijote tenía el sentido del olfato tan vivo como el de los oídos y Sancho estaba tan junto y cosido con él, que casi por línea recta subían los vapores hacia arriba, no se pudo excusar de que algunos no llegasen a sus narices; y apenas hubieron llegado, cuando él fue al socorro, apretándolas entre los dos dedos, y con tono algo gangoso dijo: - Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo. -Sí tengo -respondió Sancho-, mas ¿en qué lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca? - - En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar -respondió don Quijote. Tomado de: Cervantes, M. (2014). Don Quijote de la Mancha. Capitulo XX. Punto de lecturas. PREGUNTA: El fragmento presenta un evento: A.fantástico, pues trata una situación entre un caballero, y un escudero, alejada de la realidad. B.desagradable, pues describe de manera exagerada hechos que son íntimos y resultan vergonzosos. C. conmovedor, pues evidencia una fuerte relación de amistad que sobrepasa toda afrenta. D. divertido, pues detalla con gracia un episodio que involucra a una persona rustica frente a una refinada.
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