quiero un resumen de esto Don Andrés Avelino Cáceres El héroe máximo de la Campana de la Breña, el representante de la resistencia ante el invasor chileno, tiene una trayectoria legendaria. Su vida está llena de episodios, de anécdotas, de gestos humanitarios, de ejemplos cívicos y patrióticos que hacen de él uno de los más preclaros defensores de la integridad y el honor nacional. Dos pueblos, Ayacucho y Chupaca en la provincia de Huancayo, se disputan el honor de su nacimiento. De acuerdo a la mayoría de los historiadores, Andrés Avelino Cáceres Dorregaray nació en Ayacucho el 4 de febrero de 1833, aunque otros afirman que fue el 10 de noviembre de ese año en que la iglesia conmemora a San Andrés Avelino. En ningún caso se ha exhibido hasta ahora la partida de nacimiento. A corta edad Cáceres fue llevado a Ayacucho donde hizo sus estudios, pero, como tenía vocación para las milicias, en 1854, aprovecho la revolución del general Ramón Castilla contra el gobierno de Echenique y se incorporó en el batallón de la División organizada por el general Fermín del Castillo, la misma que participó en la batalla de la Palma el 5 de enero de 1855 donde Cáceres tuvo su primera prueba de fuego. Con el grado de subteniente, al mando del general Castilla, Cáceres asiste a los combates de Yumina, Bellavista y Arequipa en 1857 y 1858, siendo ascendido a teniente y capitán. En el asalto a Arequipa fue herido en el ojo izquierdo y desde entonces llevaría la cicatriz que le deformaba el rostro y hacía creer a los chilenos que Cáceres era tuerto. Al estallar la guerra con Chile en abril de 1879, Cáceres se encontraba en el Cuzco como prefecto, y al frente de su batallón marchó a Iquique para incorporarse a la división del general Buendía. Asistió a las batallas de San Francisco el 19 y Tarapacá el 27 de noviembre de 1879, única batalla esta que fue un triunfo rotundo para el Perú gracias al genio y valentía de Cáceres. De Tarapacá, Cáceres con su división se retiró a Tacna, recorriendo por el arenal cientos de kilómetros, en una odisea digna de los grandes soldados de la historia universal, para poder participar el 26 de mayo de 1880 en la batalla del Alto de la Alianza. Derrotado por nuestro ejército, Cáceres se dirigió al Cuzco donde fue recibido triunfalmente. Fue ascendido al grado de coronel efectivo. Luego viajó a Lima para participar en la resistencia. Cáceres tenía una estrategia para resistir a los chilenos y, de haberlo aceptado el dictador Piérola, los invasores habrían sido destruidos en Lima; pero la suerte quiso que librarán las batallas de San Juan el 13 de enero de 1881 y Miraflores el 15 de ese mes, en las que Cáceres se batió heroicamente, cayendo herido en la última. Fue escondido por los Jesuitas en los claustros de San Pedro y mientras se curaba de las heridas, proyecto la nueva estrategia para desalojar del suelo patrio a los invasores del sur. Con un grupo de íntimos colaboradores, Cáceres viajó escondido a Chilca y de allí al Centro, llegando a Jauja el 8 de abril de 1881, donde se entrevistó con Piérola, quien lo nombró Jefe Político Militar del Centro. De inmediato se dedicó a organizar la resistencia a través de un ejército regular y de cuerpos guerrilleros conducidos por patriotas que tenían ascendencia en los diversos pueblos. Más tarde es ascendido a General de Brigada por la Asamblea reunida en Ayacucho. Viajó a Ayacucho y desde allá planeó una inmensa campaña para desalojar del Centro a las fuerzas chilenas. Destacamentos enviados por delante, con la ayuda de grupos de guerrillas, emprendieron un duro hostigamiento a los chilenos que perdieron muchos soldados en las diversas emboscadas. Desde el sur Cáceres regresó al valle y se produjeron las batallas de Pucará y Marcavalle el 9 de julio de 1882, simultáneamente ocurrió un ataque guerrillero que destruyó una guarnición chilena en Concepción. En ambas acciones el triunfo peruano es rotundo. Cáceres entonces, se traslado a Tarma y, de allí, continúa al norte, Por necesidad de gente y pertrechos de guerra regresó a Tarma donde estaba su cuartel general y, finalmente con un ejército medianamente preparado retorno al norte, donde se dio la infausta batalla de Huamachuco que fue fatal para los peruanos. Después de la guerra en 1886 fue elegido Presidente de la República y gobernó hasta 1890. La Asamblea Nacional de 1919 le confirió el grado de Mariscal del Perú, reconociendo al Brujo de los Andes, como una de las más grandes figuras de la historia peruana. El Mariscal Andrés Avelino Cáceres Dorregaray murió en Ancón el 10 de octubre de 1923. Sus restos fueron conducidos a la Cripta de los Héroes. (Extracto de Lectura
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