Elaborar un esquema con el texto “El talento deportivo: ¿genética o entrenamiento?” texto talento deportivo y exicto Léger (1986) define el talento como “una aptitud o habilidad para una actividad particular a un deporte determinado, natural o adquirido”. Nadori (1993) indica que “el talento es una facultad o un grupo de facultades con una cierta especificidad notable superior a la media pero que todavía tiene que manifestarse”. Hahn (1988) lo define como “una aptitud acentuada en una dirección, superando la medida normal, que aún no está del todo desarrollada” y añade que el talento deportivo “es la disposición, por encima de lo normal, de poder y querer realizar un rendimiento elevado en el campo del deporte”. Por lo general, el talento se relaciona con un conjunto de capacidades y habilidades que hacen que esa persona destaque por encima de las demás, pero si se desglosan las definiciones anteriores, este concepto implica un aprendizaje y una temporalidad futura: “adquirido”, “todavía tiene que manifestarse”, “aún no está del todo desarrollada” y “querer”. La misma definición de talento indica que no basta con poseer unas habilidades y capacidades concretas, sino que además de aptitud se necesita actitud. No importa lo innato, porque si el deportista no quiere o no está dispuesto a seguir con el proceso que conlleva la consecución del éxito nunca marcará la diferencia. Son muchas las investigaciones en ciencias del deporte que han intentado descubrir qué es exactamente lo que diferencia a los deportistas que alcanzan un alto nivel de los que no, ya que no hay similitudes físicas, ni genéticas ni proceden de deportes concretos. Abernethy (1993) expone que los deportistas expertos presentan unas características concretas, entre las que destaca: • Son expertos en un deporte concreto ya que es muy difícil alcanzar niveles de perfección en diferentes disciplinas. Son más sensibles a los contextos deportivos y conocen más y mejor su especialidad, por lo que utilizan menos tiempo para resolver problemas deportivos específicos. • Solo muestran su pericia en situaciones específicas de su deporte, ya que en situaciones inespecíficas no existe diferencia entre los sujetos expertos y novatos. • Detectan y localizan con mayor rapidez y eficacia la información relevante, por lo que son capaces de emplearla con mayor rapidez y eficacia. • Se anticipan mejor a las acciones de su oponente o de los objetivos y situaciones. • Poseen mejores habilidades de autocontrol, por lo que realizan una gestión más económica del esfuerzo y captan e interpretan mejor sus errores. En definitiva, parece estar claro que lo que marca la diferencia entre el deportista experto y el mediocre, es simplemente su forma de pensar.