El lobo y el perro Un lobo hambriento y maltrecho, iba caminando por el monte. La temporada de caza había estado bastante mala, y lo peor era que no parecía que fuera a mejorar. Hacía una fuerte sequía y muchos de los animales silvestres que le servían de alimento habían emigrado en busca de mejor suerte. Tampoco había manera de acercarse a los reba ños de ovejas, ya que estaban muy bien custodiados por gordos y bien alimentados perros ovejeros. Las cosas no podían estar más difíciles. Presa del descontento y la incertidumbre, el lobo avanzaba con dificultad, preguntándose qué podría hacer. En el camino se encontró de pronto con uno de aquellos perros que cuidaban los rebaños. La primera idea que corrió por su mente fue atacarlo, pero se contuvo, pensando en lo débil que estaba y en lo fuerte y saludable que se veía el otro. —¡Qué bien te ves! ¡Permíteme felicitarte! ¡Se nota que no te hace falta nada! — le dijo el lobo al perro. Con admiración, pero también con algo de envidia. —La verdad es que no puedo quejarme —contestó el obeso ovejero, sobándose la panza con satis- facción. —A mí, en cambio, no me va tan bien — confesó el lobo—. La comida está muy escasa, y por más que me esfuerzo no logro encontrar gran cosa. —Deberías venirte a vivir con los humanos — le propuso el perro—. Con ellos la vivienda está segura y no hace falta esforzarse mucho. Solo hay que estar pendiente de las ovejas, ladrarles de vez en cuando a los forasteros y lamerle la mano al amo cuando nos llame a su lado. En cuanto a la comida, con las sobras que depositan en nuestros platos nos basta. Al lobo esto le pareció muy bien y acompañó al perro hasta su casa. Al llegar, vio cómo lo castigaban por haber estado ausente y enseguida lo amarraron con una cadena a la entrada de una casa diminuta. —¿Y esto qué significa? — preguntó el lobo desde el exterior de la verja Ah, no es nada— respondió el perro con na turalidad -.Todo el día debemos permanecer amarrados, porque a los amos les gusta tenernos siempre cerca para que les cuidemos sus pertenencias. Es lo más normal del mundo. - Pues a mí no me parece que eso sea muy nor mal —dijo el lobo espantado—. Prefiero mi forma de vida. No tendré todas las comodidades ni estaré tan bien alimentado como tú, pero al menos soy libre. Después de leer la fábula del "Lobo y el perro" respondan 3. ¿Qué estrategia eligió el lobo para conse guir alimento? 4. Saca una deducción de la vida que llevaba el perro, con base en la siguiente respuesta del lobo: “La verdad es que no puedo quejarme — contestó el obeso ovejero, sobándose la panza con satisfacción”. 5. ¿Qué situaciones enfrentó el perro al llegar a su casa? 6. ¿Por qué estaba el perro conforme con la vida que llevaba en compañía de los humanos? 7. Compara el concepto de libertad que tenían el perro y el lobo. 8. ¿Por qué el lobo prefirió marchase y pasar hambre, antes que adoptar el estilo de vida del perro? 9. ¿Crees que debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por conseguir lo que deseamos?
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