1. Necesitas apoyar siempre la autoridad del otro cónyuge. "Si tu madre lo dijo, esfuérzate por obedecerla. Ella te quiere mucho". Y no decir al niño: "No le hagas caso. Ella no sabe nada" No caigas en esa postura. Cuida que el prestigio de tu cónyuge siempre está apoyado por ti. 2. No tengas miedo de mandar, de ejercer la autoridad. Quien sirve a los demás, vive la felicidad en esta tierra. Pues se asemeja a Jesucristo, que no vino a ser servido, sino a servir. Quien manda, sirve, y se asemeja más a Nuestro Señor.3. Esfuérzate por dar buen ejemplo a tus hijos. Quien se esfuerza por ser ejemplo, tendrá el derecho de mandar. "Guarda tus zapatos en el ropero, Juanito". Él irá a hacerlo. Pero, tú ¿guardas tus zapatos en el tuyo? 4. Cada vez que ejerzas tu autoridad, des una orden o una indicación, dialoga con tus hijos. Explícales por qué han de hacerlo. "Mira, Juanito. Hay que dejar los zapatos en el ropero para que nadie se vaya a tropezar con ellos en la noche. También, para que te acostumbres a guardar todo en su lugar, para que mañana los encuentres rápido y no pierdas el tiempo en buscarlos" 5. Comprende a cada uno de tus hijos. Para mandar a Juanito se necesita exigirle mucho, pues es muy distraído. En cambio, a Manuelito basta que se lo digas una vez. Sin embargo, con Juanito haz de tener muchísima paciencia. Con Manuelito menos. Cada quien necesita un servicio educativo diferente. 6. Mantén siempre la calma, la serenidad, el dominio personal. Nunca ejerzas tu autoridad en la familia si estás de mal humor, enojado o con un coraje. Eso te hará que no pienses bien. Lo más probable es que puedas ofender a alguno de tus hijos. ¡Detente! ¡Serénate! ¡Respira hondo! ¡Tranquilízate! Cuando lo hayas hecho, entonces ahora sí, da la orden que se necesite. 7. Sé muy perseverante, no te rindas, continúa día a día. La autoridad hay que ejercerla siempre, sin desfallecer. El día que no lo hagas, se perderá todo lo que hayas logrado. "Paquito es muy enojón. Todos los días, unas seis o siete veces, le tengo que estar ayudando para que domine esos enojos. Pero ya me cansé. Llevo cinco meses haciéndolo. Lo voy a dejar en paz". Si así lo haces, Paquito empezará nuevamente a ser muy enojón y lo que hayas logrado, se perderá. 8. Confía mucho en Dios Nuestro Señor. Pídele su ayuda para que siempre seas autoridad en la familia con espíritu de servicio. Recuerda, Cristo vino a servir y no a ser servido. Contempla a Jesucristo sirviendo como esclavo a los apóstoles al lavarles los pies en San Juan 13, 1-19. Él dice: "Si yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Señor y Maestro, también habéis de lavaros vosotros los pies unos a otros". Después de leer el texto anterior desarrolla el siguiente trabajo: 1. Realiza un resumen de los ocho puntos.​
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