lissettelorenaLos elevados índices de inequidad y pobreza de América Latina fueron interpretados en el pasado como resultado de la insuficiencia dinámica de la región: la tasa de crecimiento económico crecía poco con relación a la tasa de crecimiento de la población, que crecía mucho. El cociente desfavorable generaba una "población excedente" excluida total o parcialmente del mercado de trabajo y cuyo destino más probable era la pobreza. El correlato natural de estas ideas en materia de políticas fue sencillo: era necesario actuar sobre los términos del cociente: o mayor crecimiento económico, o menor crecimiento poblacional. Mejor aún, sobre ambos términos. El escenario actual de la región es diferente al de la década de 1960, cuando se desarrollaron estas interpretaciones y se intentó aplicar los remedios para abatir la pobreza y la inequidad. Ahora, muchas cosas han cambiado: en primer lugar, la dinámica de la población de América Latina no es la misma que la del pasado, el proceso irreversible de transición demográfica ha seguido adelante y la problemática poblacional de los países es diferente. En parte, porque las etapas más avanzadas de la transición implican desafíos de otra naturaleza (estructura de edades, envejecimiento, etc.) y en parte porque a las tendencias seculares de largo plazo se superponen problemas originados por nuevos patrones de comportamiento sexual y reproductivo (antes inexistentes o marginales)