Arturo Cova: Es un personaje tan atractivo por su vitalidad y realismo que la mayoría de los críticos incurren en la tentación de acabarlo en unas cuantas líneas, subrayando sus contradicciones e inestabilidad. Sin ser inexactos, juicios como el de María Teresa Cristina que transcribimos a continuación, abundan:[cita requerida]
Personaje de gran complejidad psicológica, contradictorio como pocos, poeta de algún renombre pero fracasado movido por un ideal abstracto que no logra conciliar en la realidad a la vez sentimental y violento teatral y melodramático. Oscila entre una visión ideal de si mismo, que lo lleva a atribuirse el papel de redentor de los caucheros o de héroe demoníaco y una añoranza de la dorada mediocridad ciudadana que él ha abandonado en busca, a la vez, de la libertad, la aventura y la riqueza.
Clemente Silva: En la segunda parte de la novela aparece un individuo que no solo muestra la suficiente fuerza como para ganarse el papel de segundo protagonista, sino que llega a acaparar el centro de la historia por un prolongado lapso. El papel de segundo protagonista, sin embargo no lo reclama en calidad de co-protagonista o como figura complementaria a Cova, sino como protagonista paralelo e independiente, dueño de su propia historia. Ese nombre es Clemente Silva, cuya dilatada historia, por su independencia y por el tiempo en que ha tenido lugar, perfectamente podría separarse de la trama principal de la obra y constituirse en un relato aparte, válido por sí mismo.
Alicia: Pareciera obvio suponer que el personaje que sigue en protagonismo a Arturo Cova es Alicia. En un principio se podría señalarla efectivamente como la co-protagonista, pero desde la estancia de la pareja en la maporita otros personajes empiezan a adquirir relieve. Cuando Cova abandona a Alicia en la fundación de Franco, la muchacha prácticamente desaparece de escena hasta que su amante da nuevamente con ella. Y cuando ocurre el rencuentro Alicia apenas vuelve a intervenir. En ese momento incluso adquiere mayor importancia Griselda, con quien se da el primer contacto.
Personajes secundarios[editar]
Griselda. Aunque es la mujer de Fidel Franco, decimos que es una de "las mujeres de Cova" porque de alguna manera se siente el nefasto influjo del desamor en este y porque en buena parte los desaires de Cova acaban promoviendo su huida con Barrera.
"Fidel Franco" Es el amigo antioqueño de Arturo Cova, marido de la niña Griselda. Se conoce con Arturo Cova en la Maporita cuando don Rafo los lleva a él y a Alicia allí. Es el amigo que se va con él y con el mulato Correa hacia las caucheras.
Clarita. Prostituta venezolana algo pasada en años que presta sus servicios particulares a Zubieta, quien la retiene con la eterna promesa de desposarla para llevarla luego a su tierra, con sus padres.
Zoraida Ayram. Es una negociante cuarentona que funda en las dificultades de comercio que ofrece el medio selvático, la clave de su oficio.
Fidel Franco. Es un tipo "Atravesado" como lo define la negra Sebastiana. Sin duda, obstinado y de armas tomar.
Zubieta. Es el dueño del hato donde Fidel Franco, quien le dirige la vaquería, ha construido su fundación la Maporita.
Narciso Barrera. Hombre Sumamente hábil que consigue lo que desea mediante halagos y seducción.
Helí Mesa. En el ejército (Antes del tiempo en que se circunscribe la acción de la novela) fue subalterno de Franco quien entonces era teniente.
Antonio Correa. "El negro" Correa era hijo de Sebastiana, mujer que sirve en casa de Fidel Franco.
Pajarito de Monte y Cerrito de la Sabana. Son dos indios Guahivos que ayudan a los del grupo de Cova en su huida, una vez han ingresado en la selva.
Petardo Lesmes. Capataz del Cayeno al que todos conocen con el sobrenombre del Argentino. Se convierte en explotador de sus otros amigos a quienes con engaños de su evasión conduce y luego vende al ex-presidiario.
El Pipa. Es una especie de narciso Barrera condenado al fracaso y constantemente reducido a la miseria. De alguna manera puede juzgárselo como una víctima de la violencia, si bien ha aprendido desde bien temprano que para sobrevivir en el medio no hay más alternativa que obrar como victimario.
El Escritor y el Cónsul. Son personajes que intercambian notas al principio y al final de la novela – en el prólogo y el epílogo – y cuyas funciones son enteramente ajenas a la trama de la obra.
Arturo Cova: Es un personaje tan atractivo por su vitalidad y realismo que la mayoría de los críticos incurren en la tentación de acabarlo en unas cuantas líneas, subrayando sus contradicciones e inestabilidad. Sin ser inexactos, juicios como el de María Teresa Cristina que transcribimos a continuación, abundan:[cita requerida]
Personaje de gran complejidad psicológica, contradictorio como pocos, poeta de algún renombre pero fracasado movido por un ideal abstracto que no logra conciliar en la realidad a la vez sentimental y violento teatral y melodramático. Oscila entre una visión ideal de si mismo, que lo lleva a atribuirse el papel de redentor de los caucheros o de héroe demoníaco y una añoranza de la dorada mediocridad ciudadana que él ha abandonado en busca, a la vez, de la libertad, la aventura y la riqueza.
Clemente Silva: En la segunda parte de la novela aparece un individuo que no solo muestra la suficiente fuerza como para ganarse el papel de segundo protagonista, sino que llega a acaparar el centro de la historia por un prolongado lapso. El papel de segundo protagonista, sin embargo no lo reclama en calidad de co-protagonista o como figura complementaria a Cova, sino como protagonista paralelo e independiente, dueño de su propia historia. Ese nombre es Clemente Silva, cuya dilatada historia, por su independencia y por el tiempo en que ha tenido lugar, perfectamente podría separarse de la trama principal de la obra y constituirse en un relato aparte, válido por sí mismo.
Alicia: Pareciera obvio suponer que el personaje que sigue en protagonismo a Arturo Cova es Alicia. En un principio se podría señalarla efectivamente como la co-protagonista, pero desde la estancia de la pareja en la maporita otros personajes empiezan a adquirir relieve. Cuando Cova abandona a Alicia en la fundación de Franco, la muchacha prácticamente desaparece de escena hasta que su amante da nuevamente con ella. Y cuando ocurre el rencuentro Alicia apenas vuelve a intervenir. En ese momento incluso adquiere mayor importancia Griselda, con quien se da el primer contacto.
Personajes secundarios[editar]Griselda. Aunque es la mujer de Fidel Franco, decimos que es una de "las mujeres de Cova" porque de alguna manera se siente el nefasto influjo del desamor en este y porque en buena parte los desaires de Cova acaban promoviendo su huida con Barrera.
"Fidel Franco" Es el amigo antioqueño de Arturo Cova, marido de la niña Griselda. Se conoce con Arturo Cova en la Maporita cuando don Rafo los lleva a él y a Alicia allí. Es el amigo que se va con él y con el mulato Correa hacia las caucheras.
Clarita. Prostituta venezolana algo pasada en años que presta sus servicios particulares a Zubieta, quien la retiene con la eterna promesa de desposarla para llevarla luego a su tierra, con sus padres.
Zoraida Ayram. Es una negociante cuarentona que funda en las dificultades de comercio que ofrece el medio selvático, la clave de su oficio.
Fidel Franco. Es un tipo "Atravesado" como lo define la negra Sebastiana. Sin duda, obstinado y de armas tomar.
Zubieta. Es el dueño del hato donde Fidel Franco, quien le dirige la vaquería, ha construido su fundación la Maporita.
Narciso Barrera. Hombre Sumamente hábil que consigue lo que desea mediante halagos y seducción.
Helí Mesa. En el ejército (Antes del tiempo en que se circunscribe la acción de la novela) fue subalterno de Franco quien entonces era teniente.
Antonio Correa. "El negro" Correa era hijo de Sebastiana, mujer que sirve en casa de Fidel Franco.
Pajarito de Monte y Cerrito de la Sabana. Son dos indios Guahivos que ayudan a los del grupo de Cova en su huida, una vez han ingresado en la selva.
Petardo Lesmes. Capataz del Cayeno al que todos conocen con el sobrenombre del Argentino. Se convierte en explotador de sus otros amigos a quienes con engaños de su evasión conduce y luego vende al ex-presidiario.
El Pipa. Es una especie de narciso Barrera condenado al fracaso y constantemente reducido a la miseria. De alguna manera puede juzgárselo como una víctima de la violencia, si bien ha aprendido desde bien temprano que para sobrevivir en el medio no hay más alternativa que obrar como victimario.
El Escritor y el Cónsul. Son personajes que intercambian notas al principio y al final de la novela – en el prólogo y el epílogo – y cuyas funciones son enteramente ajenas a la trama de la obra.