La semana pasada no fue buena para el proceso de paz. El presidente Juan Manuel Santos y las Farc chocaron con posiciones distantes y vehementes sobre la manera de refrendar los acuerdos a los que llegue la negociación. El duro pulso sobre si debe ser un plebiscito, como quiere el gobierno, o una constituyente, como plantean las Farc, alteró por un momento el optimismo generado por el avance de los diálogos y hasta por la proximidad de un acuerdo final.
Las Farc hicieron la primera movida. “El plebiscito refrendatorio desconoce el acuerdo general (que fijó las reglas de juego de la negociación en La Habana)”, dijeron en un comunicado que el presidente respondió con vehemencia en un tuit: “Lo que se firme en La Habana se someterá a plebiscito, les guste o no a las Farc”, escribió. El asunto de la refrendación forma parte de la agenda pactada, y se está discutiendo en Cuba. Pero las posiciones son lejanas entre sí y el hecho de que se ventilen en público dice mucho sobre su importancia y sobre su complejidad.
La semana pasada no fue buena para el proceso de paz. El presidente Juan Manuel Santos y las Farc chocaron con posiciones distantes y vehementes sobre la manera de refrendar los acuerdos a los que llegue la negociación. El duro pulso sobre si debe ser un plebiscito, como quiere el gobierno, o una constituyente, como plantean las Farc, alteró por un momento el optimismo generado por el avance de los diálogos y hasta por la proximidad de un acuerdo final.
Las Farc hicieron la primera movida. “El plebiscito refrendatorio desconoce el acuerdo general (que fijó las reglas de juego de la negociación en La Habana)”, dijeron en un comunicado que el presidente respondió con vehemencia en un tuit: “Lo que se firme en La Habana se someterá a plebiscito, les guste o no a las Farc”, escribió. El asunto de la refrendación forma parte de la agenda pactada, y se está discutiendo en Cuba. Pero las posiciones son lejanas entre sí y el hecho de que se ventilen en público dice mucho sobre su importancia y sobre su complejidad.