Al principio, hace alrededor de diez mil millones de años, lo que pasará a ser un día el sistema solar no es más que una fracción minúscula de una gigantesca nube de hidrógeno y helio que prosigue su baile alrededor del centro galáctico.
A medida que el tiempo pasa, esta nube se contrae suavemente y se enriquece con elementos más pesados en el momento de la explosión de estrellas masivas a los alrededores, lo que explica que la abundancia actual de elementos pesados es aproximadamente del 2 por ciento.
Por último, hace 4,6 mil millones de años, bajo el efecto de su propia gravedad, esta nube se contrae sobre sí misma y se fragmenta en una serie de nubes de dimensiones más reducidas, una de las cuales se convertirá en el sistema solar.
Al principio, hace alrededor de diez mil millones de años, lo que pasará a ser un día el sistema solar no es más que una fracción minúscula de una gigantesca nube de hidrógeno y helio que prosigue su baile alrededor del centro galáctico.
A medida que el tiempo pasa, esta nube se contrae suavemente y se enriquece con elementos más pesados en el momento de la explosión de estrellas masivas a los alrededores, lo que explica que la abundancia actual de elementos pesados es aproximadamente del 2 por ciento.
Por último, hace 4,6 mil millones de años, bajo el efecto de su propia gravedad, esta nube se contrae sobre sí misma y se fragmenta en una serie de nubes de dimensiones más reducidas, una de las cuales se convertirá en el sistema solar.
Contracción de una nube de hidrógeno y de helio
Aplanamiento del sistema
La formación de planetesimales, puesta en marcha de las reacciones nucleares al centro
Aparición del sistema bajo su forma actual