Las primeras evidencias de esperitualidad que se realizava en el paleolitico
MiriamArcangeles
El arte del paleolítico podría estar en una etapa anterior al Paleolítico Superior, las manifestaciones artísticas más antiguas que se conservan son aquellas que realizó el hombre hace unos 35.000 años y que, claramente, están vinculadas con el modo de vida cazador-recolector. El arte viajó con los seres humanos en su diáspora por el planeta y por lo tanto, los numerosos restos hallados en Europa occidental no pueden considerarse como el núcleo original de la capacidad artística humana. En algún punto anterior de la historia del Homo sapiens, sin duda, tuvo que existir un arte primigenio y ancestral, aunque éste aún no ha sido descubierto.
Las cuevas con pinturas y grabados paleolíticos se reparten por todo el mundo, desde el suroeste de Francia y el norte de la península Ibérica, donde resultan muy abundantes, hasta Sudáfrica, Australia y Brasil, por citar algunos ejemplos. Sólo en Europa occidental, se han hallado unas 300 cuevas con pinturas rupestres, entre las que destacan las de las cavernas de Chauvet y Lascaux, en Francia, y las de la cueva de Altamira, en España. Los grandes santuarios del arte rupestre, sin embargo, no son las únicas expresiones artísticas surgidas durante el Paleolítico Superior. Tan importante e incluso más antiguo que este arte parietal -es decir, el inmortalizado en los techos y paredes de las cuevas- resulta el arte mueble o mobiliar, del que forman parte numerosos objetos decorados, entre ellos las famosas estatuillas conocidas como Venus, que fueron realizados con hueso, marfil, piedra y otros materiales. Más allá de su innegable calidad estética, el aspecto más intrigante y debatido del arte del paleolítico y también del prehistórico en general sigue siendo el significado que encierran las primitivas creaciones realizadas por el hombre -en la mayor parte de los casos, caballos, ciervos, bisontes y mamuts, es decir, la base de su subsistencia a finales del Pleistoceno-, De todas las teorías, la que parece tener más crédito es la que apunta al carácter mágico y religioso de estas pinturas y grabados: según se cree, habrían tenido la función de “influir” en la abundancia de animales que eran objeto de caza o en el propio éxito de las batidas.
Las cuevas con pinturas y grabados paleolíticos se reparten por todo el mundo, desde el suroeste de Francia y el norte de la península Ibérica, donde resultan muy abundantes, hasta Sudáfrica, Australia y Brasil, por citar algunos ejemplos. Sólo en Europa occidental, se han hallado unas 300 cuevas con pinturas rupestres, entre las que destacan las de las cavernas de Chauvet y Lascaux, en Francia, y las de la cueva de Altamira, en España.
Los grandes santuarios del arte rupestre, sin embargo, no son las únicas expresiones artísticas surgidas durante el Paleolítico Superior. Tan importante e incluso más antiguo que este arte parietal -es decir, el inmortalizado en los techos y paredes de las cuevas- resulta el arte mueble o mobiliar, del que forman parte numerosos objetos decorados, entre ellos las famosas estatuillas conocidas como Venus, que fueron realizados con hueso, marfil, piedra y otros materiales.
Más allá de su innegable calidad estética, el aspecto más intrigante y debatido del arte del paleolítico y también del prehistórico en general sigue siendo el significado que encierran las primitivas creaciones realizadas por el hombre -en la mayor parte de los casos, caballos, ciervos, bisontes y mamuts, es decir, la base de su subsistencia a finales del Pleistoceno-, De todas las teorías, la que parece tener más crédito es la que apunta al carácter mágico y religioso de estas pinturas y grabados: según se cree, habrían tenido la función de “influir” en la abundancia de animales que eran objeto de caza o en el propio éxito de las batidas.