La mayoria de las monedas de uso comun estan hechas con cobre y niquel en diferentes aleaciones. ¿Cuales son las caracteristicas que los hacen utiles para ello?
Cada vez las manejamos menos. Sin embargo, prácticamente todos los días pasan por nuestros dedos. En las compras en efectivo, muchas veces las utilizamos para poder adquirir un producto. En otras ocasiones, las recibimos en mano para devolvernos el cambio. Sí, sí. Son ellas, las monedas. Todos los días con ellas pero… ¿sabemos de qué están hechas? Una pista: metales, metales y algún que otro elemento. Y, por lo tanto, aleaciones, mezclas homogéneas con propiedades metálicas de dos o más elementos, uno de los cuales, al menos, debe ser un metal.
Vamos a ir, como en la vida, de menos a más. Las monedas de 1, 2 y 5 céntimos están hechas de acero recubierto de cobre. El acero es una aleación de hierro con pequeños contenidos de carbono que otorga tenacidad a la moneda mientras que el cobre que lo recubre evita su corrosión, proporcionando ese color rojizo y el brillo característico. Subiendo un poco de peldaño nos encontramos con las monedas de 10, 20 y 50 céntimos, hechas de una aleación de cobre, aluminio, zinc y estaño. Finalmente, las de mayor valor. El círculo interior de las monedas de 1 € y la corona exterior de las de 2 €, de color plateado, están hechos del mismo material: se trata de una aleación de cobre y níquel. Por otra parte, el exterior de las monedas de 1 € y el interior de las de 2 € están hechos de una aleación de níquel-latón. A su vez, el latón es una aleación de cobre y zinc que otorga ese característico color dorado a estas partes de las monedas.
Hasta aquí la naturaleza química de las ocho monedas que componen la numismática del euro. Hace unos años, valían muchísimo. ¿Qué podemos hacer ahora con 2 € que antes hacíamos con trescientas treinta y tres pesetas? Por si no fuera poco, antes del verano ya corría la noticia de que costaba más fabricar las monedas de 1 y 2 céntimos que su valor real. Viendo el precio al que están los metales, en especial el cobre, más de un 400 % más caro que cuando empezó a circular el euro allá por el año 2002, se puede deducir que la posibilidad de que estas monedas desaparezcan físicamente existe. ¿Un nuevo redondeo está al llegar?
Cada vez las manejamos menos. Sin embargo, prácticamente todos los días pasan por nuestros dedos. En las compras en efectivo, muchas veces las utilizamos para poder adquirir un producto. En otras ocasiones, las recibimos en mano para devolvernos el cambio. Sí, sí. Son ellas, las monedas. Todos los días con ellas pero… ¿sabemos de qué están hechas? Una pista: metales, metales y algún que otro elemento. Y, por lo tanto, aleaciones, mezclas homogéneas con propiedades metálicas de dos o más elementos, uno de los cuales, al menos, debe ser un metal.
Vamos a ir, como en la vida, de menos a más. Las monedas de 1, 2 y 5 céntimos están hechas de acero recubierto de cobre. El acero es una aleación de hierro con pequeños contenidos de carbono que otorga tenacidad a la moneda mientras que el cobre que lo recubre evita su corrosión, proporcionando ese color rojizo y el brillo característico. Subiendo un poco de peldaño nos encontramos con las monedas de 10, 20 y 50 céntimos, hechas de una aleación de cobre, aluminio, zinc y estaño. Finalmente, las de mayor valor. El círculo interior de las monedas de 1 € y la corona exterior de las de 2 €, de color plateado, están hechos del mismo material: se trata de una aleación de cobre y níquel. Por otra parte, el exterior de las monedas de 1 € y el interior de las de 2 € están hechos de una aleación de níquel-latón. A su vez, el latón es una aleación de cobre y zinc que otorga ese característico color dorado a estas partes de las monedas.
Hasta aquí la naturaleza química de las ocho monedas que componen la numismática del euro. Hace unos años, valían muchísimo. ¿Qué podemos hacer ahora con 2 € que antes hacíamos con trescientas treinta y tres pesetas? Por si no fuera poco, antes del verano ya corría la noticia de que costaba más fabricar las monedas de 1 y 2 céntimos que su valor real. Viendo el precio al que están los metales, en especial el cobre, más de un 400 % más caro que cuando empezó a circular el euro allá por el año 2002, se puede deducir que la posibilidad de que estas monedas desaparezcan físicamente existe. ¿Un nuevo redondeo está al llegar?