La utilización en América de la palabra cacique fue activamente promovida por la monarquía española. Una real cédula del 26 de febrero de 1538 insistía en que cualquier autoridad indígena fuera solo llamada "cacique", igualando por esta fórmula desde los más humildes jefes de bandas poco numerosas, hasta los reyes y nobles de los extintos imperios prehispánicos. Se ponía en este documento especial cuidado en prohibir el tratamiento de "señor", que en castellano podía implicar una autoridad efectiva y un trato reverencial, insistiendo al respecto que:
"...así convenía a nuestro servicio y preeminencia Real y mandamos a los virreyes y Audiencias que no lo consientan ni permitan y solamente pueden llamarse caciques y principales".
La utilización en América de la palabra cacique fue activamente promovida por la monarquía española. Una real cédula del 26 de febrero de 1538 insistía en que cualquier autoridad indígena fuera solo llamada "cacique", igualando por esta fórmula desde los más humildes jefes de bandas poco numerosas, hasta los reyes y nobles de los extintos imperios prehispánicos. Se ponía en este documento especial cuidado en prohibir el tratamiento de "señor", que en castellano podía implicar una autoridad efectiva y un trato reverencial, insistiendo al respecto que:
"...así convenía a nuestro servicio y preeminencia Real y mandamos a los virreyes y Audiencias que no lo consientan ni permitan y solamente pueden llamarse caciques y principales".