carolpetro123Se dice que la filosofía es un saber radical – llamado también saber trascendente, meta-empírico o metafísico- precisamente porque trata de ir más allá de lo observable, del campo de la realidad natural y social o de la experiencia, para llegar no solo a la existencia sino también a la esencia de las cosas, de los objetos (reales e ideales), del hombre (como ser espiritual y no sólo biológico y social), del mundo terrenal (pero también celestial). Por eso se dice con sobradas razones y con mucho espíritu de justicia que “la filosofía comienza allí donde la ciencia termina”.
El filósofo, en su permanente afán por conocer la esencia de las cosas o de todo cuanto hay en el universo, se ve obligado a plantearse preguntas y respuestas radicales.Al respecto, Juan Carlos González García, refiere en su “Diccionario de Filosofía” que “Una pregunta radical es aquella cuya respuesta sabemos que nunca nos va a satisfacer. Cuando nos preguntamos por qué existe algo en vez de nada, qué es el bien o qué es la felicidad, sabemos que no vamos a encontrar una respuesta que nos llene por completo” Y agrega: “A pesar de saber que nuestra pregunta no va a obtener una respuesta perfecta, la seguimos formulando como si nos viniera impuesta por algo más fuerte que nuestra voluntad. Podemos decir que una pregunta radical es aquella que necesitamos plantearnos de forma insoslayable. Una pregunta radical es aquella que aspira a una respuesta radical, a un conocimiento esencial de la realidad. Nuestro deseo de saber nos lleva a conocer lo real, lo verdadero, aquello que está más allá de las apariencias. Deseamos saber todo, cómo son ciertas cosas y por qué son así. Necesitamos explicaciones globales que reúnan de forma sistemática todas las explicaciones parciales. Esto nos conduce a pensar sobre el mismo pensar, a reflexionar sobre nuestra forma de reflexionar. La filosofía busca el fundamento de nuestro conocimiento, del uso de la razón. Es un saber sobre el saber”.
A través de la filosofía se trata de llegar hasta las últimas certidumbres o evidencias del saber, de la experiencia humana en su relación con el ser.Al respecto, el filósofo peruano Augusto Salazar Bondy en su “Introducción a la Filosofía” explica esta característica como sigue: “Por otro lado, al investigar los principios últimos que dan razón de los hechos observados en todos los dominios de la realidad, la filosofía sobrepasa el terreno circunscrito en que trabaja cada ciencia y en general el campo entero de la experiencia, dentro del que, como sabemos, se mueve siempre el conocimiento científico. Así pues, la filosofía se interroga necesariamente por lo que está más allá de lo observado y no puede prescindir de esta interrogación si quiere cumplir su función propia. Este ir más allá de lo observable, este trascender el campo de la realidad natural que caracteriza esencialmente al pensamiento filosófico, es lo que se quiere dar a entender cuando se afirma que la filosofía es un saber trascendente o metafísico”. .
- No son respuestas concretas
- Las repuestas nunca tendrán una respuesta concreta
El filósofo, en su permanente afán por conocer la esencia de las cosas o de todo cuanto hay en el universo, se ve obligado a plantearse preguntas y respuestas radicales.Al respecto, Juan Carlos González García, refiere en su “Diccionario de Filosofía” que “Una pregunta radical es aquella cuya respuesta sabemos que nunca nos va a satisfacer. Cuando nos preguntamos por qué existe algo en vez de nada, qué es el bien o qué es la felicidad, sabemos que no vamos a encontrar una respuesta que nos llene por completo” Y agrega: “A pesar de saber que nuestra pregunta no va a obtener una respuesta perfecta, la seguimos formulando como si nos viniera impuesta por algo más fuerte que nuestra voluntad. Podemos decir que una pregunta radical es aquella que necesitamos plantearnos de forma insoslayable. Una pregunta radical es aquella que aspira a una respuesta radical, a un conocimiento esencial de la realidad. Nuestro deseo de saber nos lleva a conocer lo real, lo verdadero, aquello que está más allá de las apariencias. Deseamos saber todo, cómo son ciertas cosas y por qué son así. Necesitamos explicaciones globales que reúnan de forma sistemática todas las explicaciones parciales. Esto nos conduce a pensar sobre el mismo pensar, a reflexionar sobre nuestra forma de reflexionar. La filosofía busca el fundamento de nuestro conocimiento, del uso de la razón. Es un saber sobre el saber”.
A través de la filosofía se trata de llegar hasta las últimas certidumbres o evidencias del saber, de la experiencia humana en su relación con el ser.Al respecto, el filósofo peruano Augusto Salazar Bondy en su “Introducción a la Filosofía” explica esta característica como sigue: “Por otro lado, al investigar los principios últimos que dan razón de los hechos observados en todos los dominios de la realidad, la filosofía sobrepasa el terreno circunscrito en que trabaja cada ciencia y en general el campo entero de la experiencia, dentro del que, como sabemos, se mueve siempre el conocimiento científico. Así pues, la filosofía se interroga necesariamente por lo que está más allá de lo observado y no puede prescindir de esta interrogación si quiere cumplir su función propia. Este ir más allá de lo observable, este trascender el campo de la realidad natural que caracteriza esencialmente al pensamiento filosófico, es lo que se quiere dar a entender cuando se afirma que la filosofía es un saber trascendente o metafísico”.
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