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Venezuela y Colombia deciden someter el diferendo fronterizo a consideración de un árbitro (la Reina de España), quien dictó el laudoarbitral en el año 1891; dicho laudo no era preciso pues señalaba accidentes geográficos que sobre el terreno no se pudieron reconocer, por lo que las negociaciones debieron continuar. Queriendo rectificar las imprecisiones contenidas en dicho laudo; se dan distintas negociaciones como la demarcación de 1900, las negociaciones López Baralt – Díaz Granados, las negociaciones