Respuesta:condiciones, en situación de auténtica independencia política y
económica, y en tanto que espacio soberano.
La década de los ochenta trajo consigo la premura, pero
también buena parte de esas ideas innovadoras. Toda la importante proyección histórica del ahora denominado Grupo de los
Ocho puede apreciarse como una marcha larga e intensa hacia
un nuevo tipo de concertación, cooperación, integración y
unidad orientado por visiones comunes y, sobre todo, por
intereses nacionales convergentes. El punto de partida fue el
proceso de negociaciones del Grupo de Contadora. Como ya se
ha visto en otras secciones de este libro, ante el surgimiento
de conflictos armados, el involucramiento de asesores militares
extranjeros y la amenaza de una guerra generalizada en Centroamérica, los cancilleres de México, Colombia, Venezuela y
Panamá se reunieron en la Isla de Contadora el 9 de enero de
1983, a fin de analizar la difícil situación de la zona.
En un principio no se concibió este esfuerzo como lo que
llegaría a ser: una instancia de negociación o mediación. Pero
frente al agravamiento de los conflictos fronterizos entre
Honduras y Costa Rica por un lado, y Nicaragua por el otro, y
ante la imposibilidad de que las Naciones Unidas o la OEA
fueran aceptadas por todas las Partes como el foro idóneo para
dirimirlos, el Grupo llegó a la conclusión de que era necesario
continuar ofreciendo sus buenos oficios con lo que acabó por
convertirse en el mecanismo de mediación ad hoc y organismo
promotor de negociaciones regionales. Desde su creación y
durante cerca de tres años, el Grupo de Contadora logró
importantes avances y no escatimó esfuerzos para evitar la
ruptura del orden regional, adquiriendo con ello innegable
prestigio. Sin embargo, para agosto de 1985, el mecanismo
diplomático veía su margen de acción reducido, sobre todo ante
la rigidez de las Partes en conñicto, la falta de voluntad
política de los actores involucrados, el clima de confrontación y
de intolerancia en el área, y las violaciones al derecho internacional por parte de Estados Unidos. En esta coyuntura, la
creación del denominado Grupo de Lima o Grupo de Apoyo
(formado por Argentina, Brasil, Perú y Uruguay) significó un
nuevo impulso en favor de una solución negociada en Centroamérica e imprimió un mayor "Latinoamericanismo" a los
esfuerzos pacificadores.
La nueva concertación regional comenzaba a definir sus
contornos con mayor precisión. Cinco serían las primeras tareas
que había de cumplir el Grupo de Lima, siempre en apoyo a los
Explicación:
" Life is not a problem to be solved but a reality to be experienced! "
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Respuesta:condiciones, en situación de auténtica independencia política y
económica, y en tanto que espacio soberano.
La década de los ochenta trajo consigo la premura, pero
también buena parte de esas ideas innovadoras. Toda la importante proyección histórica del ahora denominado Grupo de los
Ocho puede apreciarse como una marcha larga e intensa hacia
un nuevo tipo de concertación, cooperación, integración y
unidad orientado por visiones comunes y, sobre todo, por
intereses nacionales convergentes. El punto de partida fue el
proceso de negociaciones del Grupo de Contadora. Como ya se
ha visto en otras secciones de este libro, ante el surgimiento
de conflictos armados, el involucramiento de asesores militares
extranjeros y la amenaza de una guerra generalizada en Centroamérica, los cancilleres de México, Colombia, Venezuela y
Panamá se reunieron en la Isla de Contadora el 9 de enero de
1983, a fin de analizar la difícil situación de la zona.
En un principio no se concibió este esfuerzo como lo que
llegaría a ser: una instancia de negociación o mediación. Pero
frente al agravamiento de los conflictos fronterizos entre
Honduras y Costa Rica por un lado, y Nicaragua por el otro, y
ante la imposibilidad de que las Naciones Unidas o la OEA
fueran aceptadas por todas las Partes como el foro idóneo para
dirimirlos, el Grupo llegó a la conclusión de que era necesario
continuar ofreciendo sus buenos oficios con lo que acabó por
convertirse en el mecanismo de mediación ad hoc y organismo
promotor de negociaciones regionales. Desde su creación y
durante cerca de tres años, el Grupo de Contadora logró
importantes avances y no escatimó esfuerzos para evitar la
ruptura del orden regional, adquiriendo con ello innegable
prestigio. Sin embargo, para agosto de 1985, el mecanismo
diplomático veía su margen de acción reducido, sobre todo ante
la rigidez de las Partes en conñicto, la falta de voluntad
política de los actores involucrados, el clima de confrontación y
de intolerancia en el área, y las violaciones al derecho internacional por parte de Estados Unidos. En esta coyuntura, la
creación del denominado Grupo de Lima o Grupo de Apoyo
(formado por Argentina, Brasil, Perú y Uruguay) significó un
nuevo impulso en favor de una solución negociada en Centroamérica e imprimió un mayor "Latinoamericanismo" a los
esfuerzos pacificadores.
La nueva concertación regional comenzaba a definir sus
contornos con mayor precisión. Cinco serían las primeras tareas
que había de cumplir el Grupo de Lima, siempre en apoyo a los
Explicación: