Lo que hace que podamos hablar de razonamiento es la relación que existe entre los enunciados que llamamos premisas y la conclusión. La transición o movimiento desde las premisas hasta la conclusión, es decir, la conexión lógica entre las premisas y la conclusión, es la inferencia sobre la que descansa el argumento. Según sea la relación cabe hablar de razonamientos válidos o inválido, correctos o incorrectos, bien construidos o mal construidos. Verdad y validez son dos conceptos independientes. La verdad es una propiedad de los enunciados, y un enunciado (o una proposición) es verdadero, cuando hay una correspondencia entre la realidad y el enunciado. Sólo los enunciados del tipo "Sócrates es un hombre" o " "El fruto de las encinas son las manzanas" , pueden ser verdaderos o falsos. La validez de un argumento depende de la relación de consecuencia lógica entre las premisas y la conclusión. Cuando es a la vez formalmente válido y materialmente adecuado (sus premisas y su conclusión son verdaderas) se dice que es un argumento sólido.
Ejemplo (1):
Si Picasso nació en Málaga (p), entonces no es cierto que naciera en Francia (¬ q). Pero, Picasso no nació en Francia (¬ q). Por tanto, nació en Málaga (p).
Analizando el ejemplo 1, podemos comprobar que aunque las premisas y la conclusión sean verdaderas, conforme a los hechos, el argumento no parece correcto.
Si el argumento fuera correcto, con ese mismo esquema podríamos obtener otro correcto.
Ejemplo (2):
Si Picasso nació en Londres (p), entonces no es cierto que naciera en Francia (¬ q). Picasso no nació en Francia (¬ q). Por tanto, Picasso nació en Londres (p)
Lo que hace que podamos hablar de razonamiento es la relación que existe entre los enunciados que llamamos premisas y la conclusión. La transición o movimiento desde las premisas hasta la conclusión, es decir, la conexión lógica entre las premisas y la conclusión, es la inferencia sobre la que descansa el argumento. Según sea la relación cabe hablar de razonamientos válidos o inválido, correctos o incorrectos, bien construidos o mal construidos. Verdad y validez son dos conceptos independientes. La verdad es una propiedad de los enunciados, y un enunciado (o una proposición) es verdadero, cuando hay una correspondencia entre la realidad y el enunciado. Sólo los enunciados del tipo "Sócrates es un hombre" o " "El fruto de las encinas son las manzanas" , pueden ser verdaderos o falsos. La validez de un argumento depende de la relación de consecuencia lógica entre las premisas y la conclusión. Cuando es a la vez formalmente válido y materialmente adecuado (sus premisas y su conclusión son verdaderas) se dice que es un argumento sólido.
Ejemplo (1):
Si Picasso nació en Málaga (p), entonces no es cierto que naciera en Francia (¬ q). Pero, Picasso no nació en Francia (¬ q). Por tanto, nació en Málaga (p).
Analizando el ejemplo 1, podemos comprobar que aunque las premisas y la conclusión sean verdaderas, conforme a los hechos, el argumento no parece correcto.
Si el argumento fuera correcto, con ese mismo esquema podríamos obtener otro correcto.
Ejemplo (2):
Si Picasso nació en Londres (p), entonces no es cierto que naciera en Francia (¬ q). Picasso no nació en Francia (¬ q). Por tanto, Picasso nació en Londres (p)
Pero este ejemplo nos demuestra que no es así.