Cuando estaba a punto de morir, el ciervo exclamó para sí mismo: - ¡Necio de mí! No me gustaban mis patas, que pudieron salvarme, y estaba orgulloso de mis cuernos, que son los que me pierden. Moraleja: A veces despreciamos lo que más nos ayuda.
Cuando estaba a punto de morir, el ciervo exclamó para sí mismo: - ¡Necio de mí! No me gustaban mis patas, que pudieron salvarme, y estaba orgulloso de mis cuernos, que son los que me pierden. Moraleja: A veces despreciamos lo que más nos ayuda.
Respuesta:
Cuando estaba a punto de morir, el ciervo exclamó para sí mismo: - ¡Necio de mí! No me gustaban mis patas, que pudieron salvarme, y estaba orgulloso de mis cuernos, que son los que me pierden. Moraleja: A veces despreciamos lo que más nos ayuda.
Explicación:
Respuesta:
Cuando estaba a punto de morir, el ciervo exclamó para sí mismo: - ¡Necio de mí! No me gustaban mis patas, que pudieron salvarme, y estaba orgulloso de mis cuernos, que son los que me pierden. Moraleja: A veces despreciamos lo que más nos ayuda.
gracias por los puntos :) espero que te sirva.