Dos tendencias políticas que surgieron al comienzo del siglo XVI
karobjHacia las décadas de 1520 y 1530 los dos citados poetas del Renacimiento, Juan Boscán y Garcilaso de la Vega comienzan a escribir su poesía basada en la métrica italiana del verso endecasílabo, el soneto y las canciones. En el siglo anterior ya hubo un intento de introducción similar a cargo del Marqués de Santillana, con los Sonetos fechos al itálico modo, pero esa obra fue aislada y no tuvo influencia alguna en la orientación general de la poesía castellana de su época. Hasta Boscán y Garcilaso se sigue escribiendo la poesía tradicional del amor cortesano de los Cancioneros, en línea con la del siglo XV, Las obras de los poetas renacentistas habrían de convivir con la antigua corriente. A la muerte de los citados autores las nuevas formas y temas poéticos terminan por imponerse definitivamente en la literatura castellana.
La poesía tradicional Como se ha dicho, la poesía de amor cortesano seguía cultivándose durante el primer tercio del siglo XVI. Su popularidad sigue estando presente como lo demuestran incontables Cancioneros, como el Cancionero General de Hernando del Castillo de 1511, el cual fue reeditado y ampliado numerosas veces. También, los públicos con menos recursos pudieron acceder a variadas composiciones de Cancioneros que fueron publicados en "pliegos sueltos".
A los temas de amor cancioneril se unieron los alegóricos y religiosos de tendencia moralizante, que tuvieron gran importancia en la poesía del siglo XV. A comienzos del siglo XVI, los poetas tradicionales más destacados fueron Juan del Encina, Garci Sánchez de Badajoz y Cristóbal de Castillejo.
La poesía renacentista La revolución que se dio en el Renacimiento literario se manifestó con el rechazo inicial de los primeros poetas de este periodo a los temas procedentes de la tradición castellana, que se sumaron a la que se estaba produciendo en toda Europa. Toda la actividad poética de la primera generación de poetas "italianizantes" viene determinada por el lírico italiano Francesco Petrarca; su descubrimiento e imitación, especialmente de su Cancionero, constituye el hecho más relevante por la influencia y orientación que imprimió a la poesía del siglo XVI.
Esta influencia, lejos de desaparecer, se afianzó en la literatura castellana, aunque abandonando paulatinamente la imitación italiana para adoptar su propia personalidad, nacionalizándose las formas renacentistas a lo largo de todo el siglo. Los ya citados Boscán y Garcilaso son los primeros poetas que adoptan y practican la métrica y temas de procedencia italiana, a los cuales se unirían otros poetas de la llamada "primera generación petrarquista", como Diego Hurtado de Mendoza.
El sentir petrarquista, introducida por la primera generación nombrada, asimila y adapta definitivamente el metro y temas italianos a la poesía castellana de la mano de la "segunda generación", encarnada en poetas como Francisco de la Torre, Gutierre de Cetina, Hernando de Acuña o Gregorio Silvestre. Otros poetas de la segunda mitad del siglo XVI, dominando las formas pocos años antes consideradas novedosas, escriben la mejor poesía castellana del siglo XVI; estamos hablando, además de Garcilaso de la Vega, de los grandes poetas San Juan de la Cruz, Fray Luís de León o Fernando de Herrera (de la escuela sesvillana), en cuyo grupo se integran, por contemporáneos, otros poetas de gran calidad pertenecientes a diferentes escuelas, como Francisco de Aldan y Francisco de Medrano (Escuela salmantina). No obstante, la crítica discute la existencia de estos dos grupos poéti
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camiilocr15
Necesito tendencias políticas no literarias
Hasta Boscán y Garcilaso se sigue escribiendo la poesía tradicional del amor cortesano de los Cancioneros, en línea con la del siglo XV, Las obras de los poetas renacentistas habrían de convivir con la antigua corriente. A la muerte de los citados autores las nuevas formas y temas poéticos terminan por imponerse definitivamente en la literatura castellana.
La poesía tradicional
Como se ha dicho, la poesía de amor cortesano seguía cultivándose durante el primer tercio del siglo XVI. Su popularidad sigue estando presente como lo demuestran incontables Cancioneros, como el Cancionero General de Hernando del Castillo de 1511, el cual fue reeditado y ampliado numerosas veces. También, los públicos con menos recursos pudieron acceder a variadas composiciones de Cancioneros que fueron publicados en "pliegos sueltos".
A los temas de amor cancioneril se unieron los alegóricos y religiosos de tendencia moralizante, que tuvieron gran importancia en la poesía del siglo XV. A comienzos del siglo XVI, los poetas tradicionales más destacados fueron Juan del Encina, Garci Sánchez de Badajoz y Cristóbal de Castillejo.
La poesía renacentista
La revolución que se dio en el Renacimiento literario se manifestó con el rechazo inicial de los primeros poetas de este periodo a los temas procedentes de la tradición castellana, que se sumaron a la que se estaba produciendo en toda Europa. Toda la actividad poética de la primera generación de poetas "italianizantes" viene determinada por el lírico italiano Francesco Petrarca; su descubrimiento e imitación, especialmente de su Cancionero, constituye el hecho más relevante por la influencia y orientación que imprimió a la poesía del siglo XVI.
Esta influencia, lejos de desaparecer, se afianzó en la literatura castellana, aunque abandonando paulatinamente la imitación italiana para adoptar su propia personalidad, nacionalizándose las formas renacentistas a lo largo de todo el siglo. Los ya citados Boscán y Garcilaso son los primeros poetas que adoptan y practican la métrica y temas de procedencia italiana, a los cuales se unirían otros poetas de la llamada "primera generación petrarquista", como Diego Hurtado de Mendoza.
El sentir petrarquista, introducida por la primera generación nombrada, asimila y adapta definitivamente el metro y temas italianos a la poesía castellana de la mano de la "segunda generación", encarnada en poetas como Francisco de la Torre, Gutierre de Cetina, Hernando de Acuña o Gregorio Silvestre. Otros poetas de la segunda mitad del siglo XVI, dominando las formas pocos años antes consideradas novedosas, escriben la mejor poesía castellana del siglo XVI; estamos hablando, además de Garcilaso de la Vega, de los grandes poetas San Juan de la Cruz, Fray Luís de León o Fernando de Herrera (de la escuela sesvillana), en cuyo grupo se integran, por contemporáneos, otros poetas de gran calidad pertenecientes a diferentes escuelas, como Francisco de Aldan y Francisco de Medrano (Escuela salmantina). No obstante, la crítica discute la existencia de estos dos grupos poéti