Las relaciones entre el Imperio romano y China fueron indirectas a lo largo de la existencia de ambos imperios. El Imperio romano y el Imperio chino de la dinastía Han se acercaron progresivamente en el curso de la expansión romana hacia el Antiguo Oriente Próximo y las simultáneas incursiones militares chinas en Asia Central; sin embargo, poderosos imperios intermedios, tales como los partos y los kusháns, mantuvieron a las dos potencias euroasiáticas permanentemente separadas. Por ello, la conciencia del otro siguió siendo escasa y el conocimiento mutuo, difuso.
Las relaciones entre el Imperio romano y China fueron indirectas a lo largo de la existencia de ambos imperios. El Imperio romano y el Imperio chino de la dinastía Han se acercaron progresivamente en el curso de la expansión romana hacia el Antiguo Oriente Próximo y las simultáneas incursiones militares chinas en Asia Central; sin embargo, poderosos imperios intermedios, tales como los partos y los kusháns, mantuvieron a las dos potencias euroasiáticas permanentemente separadas. Por ello, la conciencia del otro siguió siendo escasa y el conocimiento mutuo, difuso.