El movimiento del motor se transmite a las ruedas por medio de las transmisiones o palieres. Las transmisiones no pueden ser rígidas, ya que la rueda está en constante movimiento por culpa de las imperfecciones de la carretera y por el sistema de suspensión.
Además de este movimiento, las transmisiones también tienen que soportar el giro de las ruedas delanteras, por lo que deben tener la capacidad de soportar todos estos movimientos.
Para que las transmisiones no resulten dañadas y se pueda transmitir perfectamente el movimiento a las ruedas, nos encontramos con la junta homocinética.
La junta homocinética tiene como finalidad unir dos ejes de la transmisión y permite cierto movimiento. Por un lado, la transmisión está unida a la salida del diferencial y, por el otro lado con el propio buje de la rueda.
Debido a todos los movimientos de los que hemos hablado, la transmisión se articula por medio de la junta homocinética. De esta forma, las ruedas del coche no pierden tracción y las transmisiones no sufren ningún tipo de daño.
Fuelle de transmisión
Existen distintos tipos de junta homocinética, aunque la finalidad de cada uno de los tipos es bastante similar. En su interior hay una especie de rótula que permite realizar perfectamente el movimiento.
La junta homocinética debe permanecer engrasada para su correcto funcionamiento. Para mantener la grasa en la junta homocinética, esta está protegida por medio de un fuelle, que nos es más que recubrimiento de goma en cuyo interior se encuentra la junta homocinética y la grasa.
En caso de rotura del fuelle de la transmisión, se perderá toda la grasa de la junta homocinética. Si esto sucede, es necesario sustituir el fuelle y poner uno nuevo, con su correspondiente grasa.
Es importante mantener el fuelle en buen estado ya que, de lo contrario, dañaremos la junta homocinética y la tendremos que sustituir por una nueva.
El movimiento del motor se transmite a las ruedas por medio de las transmisiones o palieres. Las transmisiones no pueden ser rígidas, ya que la rueda está en constante movimiento por culpa de las imperfecciones de la carretera y por el sistema de suspensión.
Además de este movimiento, las transmisiones también tienen que soportar el giro de las ruedas delanteras, por lo que deben tener la capacidad de soportar todos estos movimientos.
Para que las transmisiones no resulten dañadas y se pueda transmitir perfectamente el movimiento a las ruedas, nos encontramos con la junta homocinética.
La junta homocinética tiene como finalidad unir dos ejes de la transmisión y permite cierto movimiento. Por un lado, la transmisión está unida a la salida del diferencial y, por el otro lado con el propio buje de la rueda.
Debido a todos los movimientos de los que hemos hablado, la transmisión se articula por medio de la junta homocinética. De esta forma, las ruedas del coche no pierden tracción y las transmisiones no sufren ningún tipo de daño.
Fuelle de transmisión
Existen distintos tipos de junta homocinética, aunque la finalidad de cada uno de los tipos es bastante similar. En su interior hay una especie de rótula que permite realizar perfectamente el movimiento.
La junta homocinética debe permanecer engrasada para su correcto funcionamiento. Para mantener la grasa en la junta homocinética, esta está protegida por medio de un fuelle, que nos es más que recubrimiento de goma en cuyo interior se encuentra la junta homocinética y la grasa.
En caso de rotura del fuelle de la transmisión, se perderá toda la grasa de la junta homocinética. Si esto sucede, es necesario sustituir el fuelle y poner uno nuevo, con su correspondiente grasa.
Es importante mantener el fuelle en buen estado ya que, de lo contrario, dañaremos la junta homocinética y la tendremos que sustituir por una nueva.