Mi verso no se mece colgado de un ramaje con vaivén pausado de hamaca tropical...
Cuando me siento inca, le rindo vasallaje al Sol, que me da el cetro de su poder real; cuando me siento hispano y evoco el coloniaje parecen mis estrofas trompetas de cristal.
Mi fantasía viene de un abolengo moro: los Andes son de plata, pero el león, de oro, y las dos castas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido un blanco aventurero o un indio emperador.
Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje con vaivén pausado de hamaca tropical...
Cuando me siento inca, le rindo vasallaje al Sol, que me da el cetro de su poder real; cuando me siento hispano y evoco el coloniaje parecen mis estrofas trompetas de cristal.
Mi fantasía viene de un abolengo moro: los Andes son de plata, pero el león, de oro, y las dos castas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido un blanco aventurero o un indio emperador.