El pensamiento político y social en la actualidad se enfrenta a dos desafíos fundamentales: la noción de coexistencia y la delimitación de fronteras a los conceptos relacionados con la diversidad y el respeto a la dignidad humana.
Como conjunto hemos evolucionado a una sociedad política correcta que bordea el extremo de la dictadura de la palabra; por lo que hay que regular y acondicionar el lenguaje al tiempo que vivimos, sin forzar aquello que puede resultar nocivo.
La coexistencia es posible en la libertad de opinar y que esa opinión no represente un peligro real para la garantía de los derechos de otros, derechos reales y no meras especulaciones en la forma.
El pensamiento político y social en la actualidad se enfrenta a dos desafíos fundamentales: la noción de coexistencia y la delimitación de fronteras a los conceptos relacionados con la diversidad y el respeto a la dignidad humana.
Como conjunto hemos evolucionado a una sociedad política correcta que bordea el extremo de la dictadura de la palabra; por lo que hay que regular y acondicionar el lenguaje al tiempo que vivimos, sin forzar aquello que puede resultar nocivo.
La coexistencia es posible en la libertad de opinar y que esa opinión no represente un peligro real para la garantía de los derechos de otros, derechos reales y no meras especulaciones en la forma.