Los estudios sobre los primeros grupos humanos en Colombia y su desarrollo hasta la época del descubrimiento europeo son aún escasos y pobres. Apenas se han realizado excavaciones arqueológicas en una parte mínima del territorio donde podrían encontrarse restos de culturas prehistóricas; los hallazgos de herramientas o cerámicas han sido analizados en forma no muy sistemática y estudios que podrían llevar a conclusiones más o menos firmes sobre poblaciones muy alejadas en el tiempo, como los basados en la medición de la magnitud de los residuos orgánicos, están por fuera de las posibilidades de los investigadores colombianos.
Sin embargo, puede afirmarse con alguna certeza que el hombre llegó al territorio colombiano al menos hace unos 10 o 12.000 años, siguiendo un camino que venía del norte. Sus antecesores habían cruzado milenios antes el estrecho de Bering; ahora estos grupos, sobre cuya cultura poco sabemos pero que vivían sin duda de la pesca y la recolección de alimentos silvestres, cruzaban el Istmo de Panamá y el Darién en dirección al sur; restos humanos de este periodo se han encontrado incluso en la sabana de Bogotá1. Pero es probable que desde antes hubiera habitantes en Colombia; el hecho de que el Perú tuviera hombres hace al menos 22.000 años así lo sugiere2.
En las zonas de la costa Atlántica, donde se conoce algo mejor la secuencia de culturas, parece que los primeros habitantes se orientaron hacia la caza, pero fueron reorientando sus actividades ante la desaparición de los grandes mamíferos, en proceso hacia el año 7000 a. C. Para el año 3000 se encuentran los primeros restos fechables de una cultura que combinó la caza menor con el consumo de moluscos: grandes acumulaciones de conchas han quedado como índices de estos pueblos. Se sabe que los miembros de estas culturas, que estaban en camino de adoptar una habitación sedentaria, elaboraban ya artefactos de arcilla, desde antes de dedicarse a actividades agrícolas.
La base alimenticia de estos pueblos era esencialmente de productos del mar, pero existen algunas evidencias de que se fueron extendiendo hacia el interior, al menos hasta la confluencia del Cesar y el Magdalena. El abandono de la costa implicaba un cambio de las condiciones ambientales y alimenticias: la pesca, que pudo servir de base para las primeras comunidades sedentarias, fue acompañada en forma cada vez más marcada por el cultivo de la yuca, introducido probablemente de Venezuela en el segundo milenio antes de Cristo.
La aparición de la agricultura permitió una mayor i
Los estudios sobre los primeros grupos humanos en Colombia y su desarrollo hasta la época del descubrimiento europeo son aún escasos y pobres. Apenas se han realizado excavaciones arqueológicas en una parte mínima del territorio donde podrían encontrarse restos de culturas prehistóricas; los hallazgos de herramientas o cerámicas han sido analizados en forma no muy sistemática y estudios que podrían llevar a conclusiones más o menos firmes sobre poblaciones muy alejadas en el tiempo, como los basados en la medición de la magnitud de los residuos orgánicos, están por fuera de las posibilidades de los investigadores colombianos.
Sin embargo, puede afirmarse con alguna certeza que el hombre llegó al territorio colombiano al menos hace unos 10 o 12.000 años, siguiendo un camino que venía del norte. Sus antecesores habían cruzado milenios antes el estrecho de Bering; ahora estos grupos, sobre cuya cultura poco sabemos pero que vivían sin duda de la pesca y la recolección de alimentos silvestres, cruzaban el Istmo de Panamá y el Darién en dirección al sur; restos humanos de este periodo se han encontrado incluso en la sabana de Bogotá1. Pero es probable que desde antes hubiera habitantes en Colombia; el hecho de que el Perú tuviera hombres hace al menos 22.000 años así lo sugiere2.
En las zonas de la costa Atlántica, donde se conoce algo mejor la secuencia de culturas, parece que los primeros habitantes se orientaron hacia la caza, pero fueron reorientando sus actividades ante la desaparición de los grandes mamíferos, en proceso hacia el año 7000 a. C. Para el año 3000 se encuentran los primeros restos fechables de una cultura que combinó la caza menor con el consumo de moluscos: grandes acumulaciones de conchas han quedado como índices de estos pueblos. Se sabe que los miembros de estas culturas, que estaban en camino de adoptar una habitación sedentaria, elaboraban ya artefactos de arcilla, desde antes de dedicarse a actividades agrícolas.
La base alimenticia de estos pueblos era esencialmente de productos del mar, pero existen algunas evidencias de que se fueron extendiendo hacia el interior, al menos hasta la confluencia del Cesar y el Magdalena. El abandono de la costa implicaba un cambio de las condiciones ambientales y alimenticias: la pesca, que pudo servir de base para las primeras comunidades sedentarias, fue acompañada en forma cada vez más marcada por el cultivo de la yuca, introducido probablemente de Venezuela en el segundo milenio antes de Cristo.
La aparición de la agricultura permitió una mayor i