La historia económica y su historiografía no fueron inmunes al profundo resquebrajamiento de los modos de conocer acaecido en las últimas tres décadas del siglo XX. En menos de cuarenta años se desmoronaron los grandes metarrelatos erigidos por las ciencias sociales decimonónicas, que fueron afirmados en la centuria siguiente. La exposición histórica escrita referida a la historia económica de la Edad Moderna fue la más afectada de esta crisis de la perspectiva de la simplicidad y el ascenso del pensamiento complejo.
A modo de ejemplo, y para hacer gráfica esta afirmación, la expresión Edad Moderna, en estas últimas cuatro décadas, dejó de ser un sustantivo que hacía referencia a una realidad europea que se imponía como universal, para convertirse en un adjetivo de múltiples espacios. La declinación del eurocentrismo que caracterizó a los grandes enfoques elaborados sobre el mundo de los siglos XVI al XVIII fue una muestra de este cambio de enfoques. Los nuevos estudios en materia de historia económica cuestionaron seriamente el papel central del Occidente europeo en el devenir histórico moderno. Una Edad Moderna Global, Asiacéntrica y/o Policéntrica comenzó a tomar forma desde hace más de una década.
Este artículo se propone dar cuenta de estas profundas mudanzas de perspectivas en el conocimiento construido sobre la historia económica de los tiempos modernos. Se ha elegido como eje articulador del análisis el crecimiento económico, por cuanto es el tópico que articula y moldea la producción disciplinar del siglo pasado y del actual. Aunque, como se verá en las páginas que siguen, las preocupaciones en las últimas décadas se han desplazado hacia temáticas como niveles de vida, nuevas vías hacia la industrialización, cuándo y cómo se produce la brecha entre Oriente y Occidente. Se trabajará con obras de historia económica que han contribuido a consolidar o romper determinados paradigmas, modelos o propuestas interpretativos
Respuesta:
La historia económica y su historiografía no fueron inmunes al profundo resquebrajamiento de los modos de conocer acaecido en las últimas tres décadas del siglo XX. En menos de cuarenta años se desmoronaron los grandes metarrelatos erigidos por las ciencias sociales decimonónicas, que fueron afirmados en la centuria siguiente. La exposición histórica escrita referida a la historia económica de la Edad Moderna fue la más afectada de esta crisis de la perspectiva de la simplicidad y el ascenso del pensamiento complejo.
A modo de ejemplo, y para hacer gráfica esta afirmación, la expresión Edad Moderna, en estas últimas cuatro décadas, dejó de ser un sustantivo que hacía referencia a una realidad europea que se imponía como universal, para convertirse en un adjetivo de múltiples espacios. La declinación del eurocentrismo que caracterizó a los grandes enfoques elaborados sobre el mundo de los siglos XVI al XVIII fue una muestra de este cambio de enfoques. Los nuevos estudios en materia de historia económica cuestionaron seriamente el papel central del Occidente europeo en el devenir histórico moderno. Una Edad Moderna Global, Asiacéntrica y/o Policéntrica comenzó a tomar forma desde hace más de una década.
Este artículo se propone dar cuenta de estas profundas mudanzas de perspectivas en el conocimiento construido sobre la historia económica de los tiempos modernos. Se ha elegido como eje articulador del análisis el crecimiento económico, por cuanto es el tópico que articula y moldea la producción disciplinar del siglo pasado y del actual. Aunque, como se verá en las páginas que siguen, las preocupaciones en las últimas décadas se han desplazado hacia temáticas como niveles de vida, nuevas vías hacia la industrialización, cuándo y cómo se produce la brecha entre Oriente y Occidente. Se trabajará con obras de historia económica que han contribuido a consolidar o romper determinados paradigmas, modelos o propuestas interpretativos