Sin duda, el hecho decisivo de las primeras décadas del siglo XX fue la expansión de la economía cafetera, sustentada no en el sistema de haciendas, sobre la cual se había desarrollado la producción del grano en los Santanderes, Cundinamarca y en algunas zonas de Antioquia en las últimas décadas del siglo XIX, sino en la pequeña producción parcelaria del occidente del país. Esta expansión representó no sólo un desplazamiento de las zonas de producción sino, ante todo, la presencia de nuevas formas de organización social y productiva, con mayores alcances sobre la estructura global del país que aquéllas que hubieran podido provenir del sistema de haciendas. De hecho, el sistema hacendario se caracterizaba no sólo por la baja modalidad de la mano de obra y su escasa integración al mercado monetario, sino por una organización de la producción en la que se trataba de disminuir la inversión de capital representado en la incorporación de técnicas y elementos de trabajo que pudiesen elevar la productividad. Por otra parte, la integración de los procesos de producción y comercialización de café (que se manifestaban en la transformación del hacendado en comerciante o de éste en aquél, movido principalmente por la aspiración de exportar directamente el café), unida a los altos costos de transporte, hicieron que la producción cafetera dependiera fuertemente de coyunturas excepcionales en el mercado internacional del grano. Así, el sistema hacendario implicaba, de una parte, un escaso efecto de la producción cafetera sobre el mercado interno global del país y, de otra, una gran inestabilidad de la propia producción cafetera.
Ningún producto agrícola ha tenido tanta importancia para la economía nacional como el café. Es el único cuya exportación significativa se ha mantenido durante muchos años. Además las características mismas de su siembra y cultivo, así como su vinculación con la colonización en el occidente del país, contribuyeron en forma definitiva al surgimiento de la industria liviana nacional.
Es evidente que las laderas colombianas por razones climáticas y de suelos, son sumamente propicias para su siembra y que tal vez ningún otro cultivo es tan adecuado para ello. Hubo otros factores de carácter socio-económico más esenciales y definitivos. La ampliación del mercado mundial del café, fue causa importantísima y sobre todo el hecho de que Estados Unidos, el principal comprador del grano no podía producirlo en su suelo.
Con la colonización del occidente y con el cultivo del café se dio una conjunción de circunstancias determinantes, para el rumbo posterior de la economía nacional, combinándose la pequeña propiedad familiar y la producción para el mercado mundial, surgiendo un gran numero de pequeños propietarios, trabajadores ellos mismos de sus parcelas y productores para el mercado mundial.
Entre 1870 y 1930, el sector cafetero impulsa el desarrollo de la industria, los transportes, y los bancos. La expansión del sector permitió integrar a la economía nacional y tuvo importantes efectos políticos y sociales. El café fue fundamental para el crecimiento económico, la balanza de pagos, las finanzas publicas, el empleo, el desarrollo industrial y regional y para el sistema político, económico e institucional del país.
EL CAFÉ Y EL DESARROLLO ECONOMICO DE COLOMBIA
Sin duda, el hecho decisivo de las primeras décadas del siglo XX fue la expansión de la economía cafetera, sustentada no en el sistema de haciendas, sobre la cual se había desarrollado la producción del grano en los Santanderes, Cundinamarca y en algunas zonas de Antioquia en las últimas décadas del siglo XIX, sino en la pequeña producción parcelaria del occidente del país. Esta expansión representó no sólo un desplazamiento de las zonas de producción sino, ante todo, la presencia de nuevas formas de organización social y productiva, con mayores alcances sobre la estructura global del país que aquéllas que hubieran podido provenir del sistema de haciendas. De hecho, el sistema hacendario se caracterizaba no sólo por la baja modalidad de la mano de obra y su escasa integración al mercado monetario, sino por una organización de la producción en la que se trataba de disminuir la inversión de capital representado en la incorporación de técnicas y elementos de trabajo que pudiesen elevar la productividad. Por otra parte, la integración de los procesos de producción y comercialización de café (que se manifestaban en la transformación del hacendado en comerciante o de éste en aquél, movido principalmente por la aspiración de exportar directamente el café), unida a los altos costos de transporte, hicieron que la producción cafetera dependiera fuertemente de coyunturas excepcionales en el mercado internacional del grano. Así, el sistema hacendario implicaba, de una parte, un escaso efecto de la producción cafetera sobre el mercado interno global del país y, de otra, una gran inestabilidad de la propia producción cafetera.
Ningún producto agrícola ha tenido tanta importancia para la economía nacional como el café. Es el único cuya exportación significativa se ha mantenido durante muchos años. Además las características mismas de su siembra y cultivo, así como su vinculación con la colonización en el occidente del país, contribuyeron en forma definitiva al surgimiento de la industria liviana nacional.
Es evidente que las laderas colombianas por razones climáticas y de suelos, son sumamente propicias para su siembra y que tal vez ningún otro cultivo es tan adecuado para ello. Hubo otros factores de carácter socio-económico más esenciales y definitivos. La ampliación del mercado mundial del café, fue causa importantísima y sobre todo el hecho de que Estados Unidos, el principal comprador del grano no podía producirlo en su suelo.
Con la colonización del occidente y con el cultivo del café se dio una conjunción de circunstancias determinantes, para el rumbo posterior de la economía nacional, combinándose la pequeña propiedad familiar y la producción para el mercado mundial, surgiendo un gran numero de pequeños propietarios, trabajadores ellos mismos de sus parcelas y productores para el mercado mundial.
Entre 1870 y 1930, el sector cafetero impulsa el desarrollo de la industria, los transportes, y los bancos. La expansión del sector permitió integrar a la economía nacional y tuvo importantes efectos políticos y sociales. El café fue fundamental para el crecimiento económico, la balanza de pagos, las finanzas publicas, el empleo, el desarrollo industrial y regional y para el sistema político, económico e institucional del país.