sadithluna8
El Renacimiento, fue un período de sorprendentes inventos en el mundo de la ciencia. Se desarrolló la imprenta, se hicieron descubrimientos astronómicos, hombres osados se dedicaron a explorar mares desconocidos y la pintura, la escultura, la arquitectura y la literatura también se transformaron de manera asombrosa. Pero fue también una era de violencia, pobreza, hambre y enfermedades.
La familia desempeñó un papel importante en la Italia del Renacimiento. La familia significaba, ante todo, el hogar amplio que incluía a los padres, los niños y los sirvientes (si la familia era rica), y podía incluir a los abuelos, las mujeres viudas e, incluso, las hermanas solteras. Las familias que estaban emparentadas y compartían el mismo apellido, a menudo, vivían unas cerca de las otras y podían dominar un distrito urbano completo.
En el renacimiento la posición social y el matrimonio eran muy importantes tanto para la clase aristocrática como para la de los comerciantes. Los hijos podían casarse con ricas herederas y de esa forma aumentar la fortuna y la importancia de sus padres.
Se consideraba que una niña estaba lista para el matrimonio a los 12 años, pero normalmente no se casaba antes de los 15 ó 16. Las jóvenes solteras permanecían rigurosamente en su hogar y todas las mujeres debían obedecer a sus padres o a sus maridos.
Para preservar a la familia se daba cuidadosa atención a los matrimonios, los cuales eran planificados por los padres y, a menudo, para fortalecer los negocios o los lazos familiares. Los detalles eran discutidos con bastante anticipación; en algunas ocasiones, cuando los niños tenían sólo dos o tres años, y reforzado mediante un contrato de matrimonio que tenía carácter legal.
La familia desempeñó un papel importante en la Italia del Renacimiento. La familia significaba, ante todo, el hogar amplio que incluía a los padres, los niños y los sirvientes (si la familia era rica), y podía incluir a los abuelos, las mujeres viudas e, incluso, las hermanas solteras. Las familias que estaban emparentadas y compartían el mismo apellido, a menudo, vivían unas cerca de las otras y podían dominar un distrito urbano completo.
En el renacimiento la posición social y el matrimonio eran muy importantes tanto para la clase aristocrática como para la de los comerciantes. Los hijos podían casarse con ricas herederas y de esa forma aumentar la fortuna y la importancia de sus padres.
Se consideraba que una niña estaba lista para el matrimonio a los 12 años, pero normalmente no se casaba antes de los 15 ó 16. Las jóvenes solteras permanecían rigurosamente en su hogar y todas las mujeres debían obedecer a sus padres o a sus maridos.
Para preservar a la familia se daba cuidadosa atención a los matrimonios, los cuales eran planificados por los padres y, a menudo, para fortalecer los negocios o los lazos familiares. Los detalles eran discutidos con bastante anticipación; en algunas ocasiones, cuando los niños tenían sólo dos o tres años, y reforzado mediante un contrato de matrimonio que tenía carácter legal.