Los peces atrapados eran cortados, secados al sol o ahumados para así poderlos conservar.
Durante la Edad del Bronce y los comienzos de la del Hierro, la construcción naval hizo progresos enormes. Pronto se abandonaron las balsas y las piraguas (hechas con pieles de animales o vaciando troncos de árboles) para construir embarcaciones impulsadas a remo o a vela.
La pesca sirvió, en un principio, para subvenir a las necesidades individuales, pero enseguida el incremento de la producción a causa de esta actividad hizo nacer un comercio floreciente.
Poco a poco se fueron aprendiendo las propiedades conservante de la sal.
Hace ahora 3000 años que el comercio del pescado salado y seco era uno de los más florecientes del área mediterránea. Los fenicios, en especial, llevaban a cabo con este producto un comercio activísimo, según atestiguan los nombres de muchas ciudades: por ejemplo, Sidón, significa "pueblo de pescadores". Todavía tuvo que transcurrir un milenio antes de que los conocimientos sobre la conservación del pescado por medio de la sal llegasen a los pueblos del Norte de Europa.
En la Edad Media, en la Europa medieval era imposible transportar el pescado fresco a distancias considerables. Sólo en los propios lugares de pesca o en otros muy próximos era posible encontrar pescado fresco de procedencia marina. En el interior tan sólo cabía la posibilidad de obtenerlo de las aguas dulces, que desempeñaban en aquel entonces un papel mucho más importante a este respecto que hoy. Los peces comerciales de mayor importancia en el Norte de Europa era, al igual que hoy, el arenque y el bacalao. La sal se convirtió en una materia prima de gran importancia. El agua de mar era llevada a salinas, donde, bajo la acción del sol y del viento, se evaporaba cristalizando la sal. En los países del Norte de Europa, poco soleados, la evaporación se efectuaba calentando el agua del mar, con fuego de leña o carbón, dentro de grandes recipientes especiales. Los bosques de Inglaterra, Holanda y Dinamarca fueron las víctimas de esta explotación devastadora.
A finales de la Edad Media la sal fue gravada con un pesado impuesto, como lo son en nuestros días el tabaco y el café; ello dio lugar a un comercio clandestino contra el cual se dictaron medidas de control y leyes.
La pesca del arenque empezó a desarrollarse en la costa oriental de Inglaterra alrededor del año 1000. En aquella época Yarmouth era uno de los lugares de pesca más importantes. Simultáneamente la pesca se extendió por el Canal de la Mancha y el sur del Mar del Norte, en aguas de Dieppe, Calais y los Países Bajos.
La técnica de la pesca a lo largo de la historia, se ha ido perfeccionando hasta alcanzar los sofisticados métodos actuales. Utensilios y aparejos han ido adaptando los niveles de evolución humanos, llegando desde los primitivos anzuelos de madera o hueso a los actuales de materiales.
El anzuelo, uno de los útiles que hace más tiempo fabrica el hombre, se utiliza todavía hoy en el mundo entero, habiéndose ideado de él unos 4000 tipos diferentes. En la Europa Occidental y Septentrional la demanda de anzuelos es satisfecha sobre todo por firmas inglesas y noruegas. Se forjan en acero, raramente en latón y con gran frecuencia son galvanizados para que no se oxiden.
Las diferentes partes de un anzuelo son : la cabeza, la caña, el codo y la punta. La cabeza puede ser aplanada o presentar un agujero lo cual permite empatillarlo sólidamente al sedal. La punta por lo común posee una lengüeta que impide el retroceso del anzuelo (muerte) una vez clavado.
Los peces atrapados eran cortados, secados al sol o ahumados para así poderlos conservar.
Durante la Edad del Bronce y los comienzos de la del Hierro, la construcción naval hizo progresos enormes. Pronto se abandonaron las balsas y las piraguas (hechas con pieles de animales o vaciando troncos de árboles) para construir embarcaciones impulsadas a remo o a vela.
La pesca sirvió, en un principio, para subvenir a las necesidades individuales, pero enseguida el incremento de la producción a causa de esta actividad hizo nacer un comercio floreciente.
Poco a poco se fueron aprendiendo las propiedades conservante de la sal.
Hace ahora 3000 años que el comercio del pescado salado y seco era uno de los más florecientes del área mediterránea. Los fenicios, en especial, llevaban a cabo con este producto un comercio activísimo, según atestiguan los nombres de muchas ciudades: por ejemplo, Sidón, significa "pueblo de pescadores". Todavía tuvo que transcurrir un milenio antes de que los conocimientos sobre la conservación del pescado por medio de la sal llegasen a los pueblos del Norte de Europa.
En la Edad Media, en la Europa medieval era imposible transportar el pescado fresco a distancias considerables. Sólo en los propios lugares de pesca o en otros muy próximos era posible encontrar pescado fresco de procedencia marina. En el interior tan sólo cabía la posibilidad de obtenerlo de las aguas dulces, que desempeñaban en aquel entonces un papel mucho más importante a este respecto que hoy. Los peces comerciales de mayor importancia en el Norte de Europa era, al igual que hoy, el arenque y el bacalao. La sal se convirtió en una materia prima de gran importancia. El agua de mar era llevada a salinas, donde, bajo la acción del sol y del viento, se evaporaba cristalizando la sal. En los países del Norte de Europa, poco soleados, la evaporación se efectuaba calentando el agua del mar, con fuego de leña o carbón, dentro de grandes recipientes especiales. Los bosques de Inglaterra, Holanda y Dinamarca fueron las víctimas de esta explotación devastadora.
A finales de la Edad Media la sal fue gravada con un pesado impuesto, como lo son en nuestros días el tabaco y el café; ello dio lugar a un comercio clandestino contra el cual se dictaron medidas de control y leyes.
La pesca del arenque empezó a desarrollarse en la costa oriental de Inglaterra alrededor del año 1000. En aquella época Yarmouth era uno de los lugares de pesca más importantes. Simultáneamente la pesca se extendió por el Canal de la Mancha y el sur del Mar del Norte, en aguas de Dieppe, Calais y los Países Bajos.
La técnica de la pesca a lo largo de la historia, se ha ido perfeccionando hasta alcanzar los sofisticados métodos actuales. Utensilios y aparejos han ido adaptando los niveles de evolución humanos, llegando desde los primitivos anzuelos de madera o hueso a los actuales de materiales.
El anzuelo, uno de los útiles que hace más tiempo fabrica el hombre, se utiliza todavía hoy en el mundo entero, habiéndose ideado de él unos 4000 tipos diferentes. En la Europa Occidental y Septentrional la demanda de anzuelos es satisfecha sobre todo por firmas inglesas y noruegas. Se forjan en acero, raramente en latón y con gran frecuencia son galvanizados para que no se oxiden.
Las diferentes partes de un anzuelo son : la cabeza, la caña, el codo y la punta. La cabeza puede ser aplanada o presentar un agujero lo cual permite empatillarlo sólidamente al sedal. La punta por lo común posee una lengüeta que impide el retroceso del anzuelo (muerte) una vez clavado.