Trigésimo período de sesiones. El organismo de Naciones Unidas resalta la importancia de que los países implementen políticas para desarrollar sus capacidades tecnológicas
29 DE NOVIEMBRE DE 2004|COMUNICADO DE PRENSA
América Latina y el Caribe aún se encuentra muy rezagada en comparación con otras regiones del mundo en términos de investigación y desarrollo. Mientras Estados Unidos, Japón y la República de Corea invierten en este rubro entre 2,5 y 3 puntos de su producto interno bruto (PIB) y la Unión Europea cerca de 2 puntos, nuestro continente en su conjunto destina apenas 0,5 puntos del PIB.
Esta brecha en la inversión se traduce asimismo en una importante diferencia en la productividad de las economías. Por eso es necesario la adopción de políticas públicas destinadas a crear y desarrollar capacidades de innovación que permitan aprovechar las ventajas de la aceleración del cambio tecnológico y de la apertura económica. Así lo sostiene la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el documento Desarrollo productivo en economías abiertas, presentado en su Trigésimo período de sesiones que tiene lugar en San Juan, Puerto Rico.
De acuerdo con el documento, la incorporación de conocimiento a la producción -lo que se conoce genéricamente como "innovación"- y de nuevas tecnologías son algunos de los principales pilares de la competitividad de las empresas y del crecimiento sostenido de la economía a largo plazo. De hecho, los avances científicos y tecnológicos han cambiado notablemente el rostro de la economía mundial en las últimas décadas y han incrementado su ritmo de crecimiento.
Sin embargo, el proceso de adquisición, adaptación y desarrollo de tecnología no ha sido uniforme en todas las regiones del planeta y ha tropezado en muchos casos con la falta de mercado o graves fallas de funcionamiento de éstos.
En el caso de los países de América Latina y el Caribe, el rubro de investigación y desarrollo está financiado principalmente por los gobiernos. Esto contrasta con la situación de otras regiones, en donde un tercio del gasto corre por cuenta de instituciones de educación superior y organizaciones privadas sin fines de lucro, y un tercio por los gobiernos, en tanto que las empresas asumen otro tercio del total.
Además, las diferencias absolutas son muy grandes. En los países desarrollados, las empresas invierten en este rubro entre 200 y 700 dólares por habitante. Los países latinoamericanos en donde el gasto en investigación y desarrollo de las empresas es mayor son Argentina, Brasil, y Chile, con cerca de 50 dólares por persona, en tanto que México gasta 33 dólares, y Costa Rica, Uruguay y Venezuela algo más de 20 dólares. En tanto, el gasto de los gobiernos de la región en investigación y desarrollo es más elevado, oscilando entre los 20 y 36 dólares en países como Argentina, Brasil, Chile y México. Esta cifra está aún muy lejos de los 150-250 dólares p
Trigésimo período de sesiones. El organismo de Naciones Unidas resalta la importancia de que los países implementen políticas para desarrollar sus capacidades tecnológicas
29 DE NOVIEMBRE DE 2004|COMUNICADO DE PRENSA
América Latina y el Caribe aún se encuentra muy rezagada en comparación con otras regiones del mundo en términos de investigación y desarrollo. Mientras Estados Unidos, Japón y la República de Corea invierten en este rubro entre 2,5 y 3 puntos de su producto interno bruto (PIB) y la Unión Europea cerca de 2 puntos, nuestro continente en su conjunto destina apenas 0,5 puntos del PIB.
Esta brecha en la inversión se traduce asimismo en una importante diferencia en la productividad de las economías. Por eso es necesario la adopción de políticas públicas destinadas a crear y desarrollar capacidades de innovación que permitan aprovechar las ventajas de la aceleración del cambio tecnológico y de la apertura económica. Así lo sostiene la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en el documento Desarrollo productivo en economías abiertas, presentado en su Trigésimo período de sesiones que tiene lugar en San Juan, Puerto Rico.
De acuerdo con el documento, la incorporación de conocimiento a la producción -lo que se conoce genéricamente como "innovación"- y de nuevas tecnologías son algunos de los principales pilares de la competitividad de las empresas y del crecimiento sostenido de la economía a largo plazo. De hecho, los avances científicos y tecnológicos han cambiado notablemente el rostro de la economía mundial en las últimas décadas y han incrementado su ritmo de crecimiento.
Sin embargo, el proceso de adquisición, adaptación y desarrollo de tecnología no ha sido uniforme en todas las regiones del planeta y ha tropezado en muchos casos con la falta de mercado o graves fallas de funcionamiento de éstos.
En el caso de los países de América Latina y el Caribe, el rubro de investigación y desarrollo está financiado principalmente por los gobiernos. Esto contrasta con la situación de otras regiones, en donde un tercio del gasto corre por cuenta de instituciones de educación superior y organizaciones privadas sin fines de lucro, y un tercio por los gobiernos, en tanto que las empresas asumen otro tercio del total.
Además, las diferencias absolutas son muy grandes. En los países desarrollados, las empresas invierten en este rubro entre 200 y 700 dólares por habitante. Los países latinoamericanos en donde el gasto en investigación y desarrollo de las empresas es mayor son Argentina, Brasil, y Chile, con cerca de 50 dólares por persona, en tanto que México gasta 33 dólares, y Costa Rica, Uruguay y Venezuela algo más de 20 dólares. En tanto, el gasto de los gobiernos de la región en investigación y desarrollo es más elevado, oscilando entre los 20 y 36 dólares en países como Argentina, Brasil, Chile y México. Esta cifra está aún muy lejos de los 150-250 dólares p