El teniente Jym de la Armada Inglesa, era un hombre al que le gustaba tomar whisky y bajo el efecto de éste, le encantaba cantar a voz en cuello. Pero, un día no podía hacerlo porque no se lo permitían. Entonces los amigos del teniente Jym acordaron contar sus propias historias.
Era el turno del teniente Jym y empezó así a contar que se había casado con Axelina o Lina, como él la llamaba. Ella era morena, de cabellos undosos, pero con unos ojos raros que parecían los ojos endiablados del mundo. Estos ojos endemoniados le producían escalofríos y al mismo tiempo, miedo. Por culpa de sus ojos quería tomar la decisión de abandonarla, porque no soportaba mirarlos.
Un día Lina se enfermó de angina y Jym le confesó los temores a cerca de sus ojos lo que ocasionó mucha sorpresa en Lina, quien no podía creer aquellos temores que su prometido tenía.
Luego de varios días Lina mandó a llamar al teniente Jym para mostrarle el vestido de bodas y los regalos. En uno de esos regalos había una caja de cristal forrada de terciopelo rojo. En ese momento ella le dice que ese es su regalo, entonces el teniente Jym abre la caja de cristal y encuentra algo muy desastroso, los ojos de Lina.
Sin embargo, el teniente Jym, mientras termina de contar la historia, confiesa a
El teniente Jym de la Armada Inglesa, era un hombre al que le gustaba tomar whisky y bajo el efecto de éste, le encantaba cantar a voz en cuello. Pero, un día no podía hacerlo porque no se lo permitían. Entonces los amigos del teniente Jym acordaron contar sus propias historias.
Era el turno del teniente Jym y empezó así a contar que se había casado con Axelina o Lina, como él la llamaba. Ella era morena, de cabellos undosos, pero con unos ojos raros que parecían los ojos endiablados del mundo. Estos ojos endemoniados le producían escalofríos y al mismo tiempo, miedo. Por culpa de sus ojos quería tomar la decisión de abandonarla, porque no soportaba mirarlos.
Un día Lina se enfermó de angina y Jym le confesó los temores a cerca de sus ojos lo que ocasionó mucha sorpresa en Lina, quien no podía creer aquellos temores que su prometido tenía.
Luego de varios días Lina mandó a llamar al teniente Jym para mostrarle el vestido de bodas y los regalos. En uno de esos regalos había una caja de cristal forrada de terciopelo rojo. En ese momento ella le dice que ese es su regalo, entonces el teniente Jym abre la caja de cristal y encuentra algo muy desastroso, los ojos de Lina.
Sin embargo, el teniente Jym, mientras termina de contar la historia, confiesa a