a. Describir las concepciones históricas del geocentrismo y heliocentrismo. b. Identificar los elementos que componen el modelo geocentrista de Aristóteles. c. Describir brevemente las aportaciones al entendimiento del sistema solar de Ptolomeo, Copérnico, Galileo y Kepler.
Estos elementos son los cuatro elementos de Empédocles: la tierra, el agua, el aire y el fuego. En el universo sublunar cada elemento tiene un lugar natural, donde le corresponde estar. El lugar natural del elemento tierra es una esfera cuyo centro coincide con el centro del universo (y por lo tanto con el de la Tierra). En torno a esta esfera se encuentra el lugar que le corresponde al agua. Sobre el agua se sitúa el lugar natural destinado al aire y sobre éste el sitio reservado al fuego. Todos los espacios naturales de estos elementos están separados por una superficie esférica. El hecho de que en el universo sublunar existiera un cierto desorden era causado por los efectos de arrastre que producía la esfera de la Luna en su movimiento.
Un objeto abandonado a sí mismo sentirá una fuerza que lo llevará al sector esférico correspondiente, de manera que permanezca en el sitio que la naturaleza le tiene asignado. Esto explica, por ejemplo, el hecho de que las burbujas que se puedan formar en el fondo de un estanque intenten atravesar la corona circular del agua y se dirija hacia su propio lugar natural, el aire. En cambio una piedra (tierra) que dejemos caer en el aire atravesará las esferas del aire y del agua y solo parará cuando llegue al lugar que le corresponde: a la esfera de tierra.
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Estos elementos son los cuatro elementos de Empédocles: la tierra, el agua, el aire y el fuego. En el universo sublunar cada elemento tiene un lugar natural, donde le corresponde estar. El lugar natural del elemento tierra es una esfera cuyo centro coincide con el centro del universo (y por lo tanto con el de la Tierra). En torno a esta esfera se encuentra el lugar que le corresponde al agua. Sobre el agua se sitúa el lugar natural destinado al aire y sobre éste el sitio reservado al fuego. Todos los espacios naturales de estos elementos están separados por una superficie esférica. El hecho de que en el universo sublunar existiera un cierto desorden era causado por los efectos de arrastre que producía la esfera de la Luna en su movimiento.
Un objeto abandonado a sí mismo sentirá una fuerza que lo llevará al sector esférico correspondiente, de manera que permanezca en el sitio que la naturaleza le tiene asignado. Esto explica, por ejemplo, el hecho de que las burbujas que se puedan formar en el fondo de un estanque intenten atravesar la corona circular del agua y se dirija hacia su propio lugar natural, el aire. En cambio una piedra (tierra) que dejemos caer en el aire atravesará las esferas del aire y del agua y solo parará cuando llegue al lugar que le corresponde: a la esfera de tierra.