caro0768
El pueblo vivía en casas de una sola habitación con una puerta abierta en un lado. No tenían ventanas y las puertas no tenían cerrojos. Una cortina era lo único que tapaba el espacio de la puerta.
Sólo lo nobles podían tener casas de dos pisos, edificadas en torno a un patio central con un estanque y gran cantidad de flores.
En el centro de la casa se encontraba instalado el hogar sagrado, cuyo fuego nunca debía apagarse. Alrededor del hogar se hallaban dispuestas tres piedras sagradas, formando un triángulo y sobre ellas un disco de cerámica para cocinar. Había pequeñas capillas en honor a otros dioses como Ixtlilton, protector de los niños mientras dormían, y Xilonen, que velaba por su salud.
Durante el verano la azotea se utilizaba como una habitación más.
Las casas tenían muy pocos muebles. Los aztecas se sentaban y dormían sobre esteras de cañas con una sola manta de algodón, incluso en invierno. Sólo los varones nobles podían sentarse sobre taburetes.
Las ropas se guardaban en cofres de madera y en todas las casas había un telar.
Muchas casas tenían adosados a un lateral baños de vapor llamados Temascal. Cuando se arrojaba agua a las paredes calientes del interior la habitación se llenaba de vapor. Eran como las saunas actuales.
Sólo lo nobles podían tener casas de dos pisos, edificadas en torno a un patio central con un estanque y gran cantidad de flores.
En el centro de la casa se encontraba instalado el hogar sagrado, cuyo fuego nunca debía apagarse. Alrededor del hogar se hallaban dispuestas tres piedras sagradas, formando un triángulo y sobre ellas un disco de cerámica para cocinar. Había pequeñas capillas en honor a otros dioses como Ixtlilton, protector de los niños mientras dormían, y Xilonen, que velaba por su salud.
Durante el verano la azotea se utilizaba como una habitación más.
Las casas tenían muy pocos muebles. Los aztecas se sentaban y dormían sobre esteras de cañas con una sola manta de algodón, incluso en invierno. Sólo los varones nobles podían sentarse sobre taburetes.
Las ropas se guardaban en cofres de madera y en todas las casas había un telar.
Muchas casas tenían adosados a un lateral baños de vapor llamados Temascal. Cuando se arrojaba agua a las paredes calientes del interior la habitación se llenaba de vapor. Eran como las saunas actuales.