Se acercaba una tormenta, podía escucharse a las olas estrellarse contra las rocas y al viento helado azotar con furia la casa.
El frio se colaba por las hendiduras castigando el cuerpo de la mujer que tembló de frio y miedo. Trueno y relámpagos resonaban en la distancia…esta es la historia de un personaje triste y solitario.
Vivía en aquella casa desde que tenía memoria la cual también había envejecido juntamente con ella. Su esposo e hijo no habían regresado del mar… la melancolía y la tristeza eran sus únicas compañeras.
Había llegado a la casa de los que fueron sus padres apenas se había casado con aquél pescador y allí había nacido su hijo. Tan sólo si la vida le diera un respiro algo por lo que vivir… Pensaba Josefina… Sentada en la cama a la luz de una vela que dejaba un olor a rancio hasta el amanecer, Josefina rezó pidió perdón a Dios por no hacerlo todos los días.
A lo lejos entre el vendaval escuchó gritos, abrigándose salió, las ráfagas de viento amenazaban con hacerla caer Entre las rocas una lancha pesquera se astillaba y los hombres que trataban de salvar a sus compañeros eran barridos por el fuerte oleaje. Se olvidó del frio prestando sus manos a los pescadores…
Después de unas horas pudieron ponerse a salvo…regresó con ellos empapados y tiritando de frio.
En la vieja cocina a leña les preparo un tazón de sopa para reconfortarlos.
Todo lo sentí, todo lo sufrí en aquella noche en que mi lancha resultó destruida por la tormenta. Josefina tiene hoy un puesto dónde vende lo que nosotros pescamos…
Se acercaba una tormenta, podía escucharse a las olas estrellarse contra las rocas y al viento helado azotar con furia la casa.
El frio se colaba por las hendiduras castigando el cuerpo de la mujer que tembló de frio y miedo. Trueno y relámpagos resonaban en la distancia…esta es la historia de un personaje triste y solitario.
Vivía en aquella casa desde que tenía memoria la cual también había envejecido juntamente con ella. Su esposo e hijo no habían regresado del mar… la melancolía y la tristeza eran sus únicas compañeras.
Había llegado a la casa de los que fueron sus padres apenas se había casado con aquél pescador y allí había nacido su hijo. Tan sólo si la vida le diera un respiro algo por lo que vivir… Pensaba Josefina… Sentada en la cama a la luz de una vela que dejaba un olor a rancio hasta el amanecer, Josefina rezó pidió perdón a Dios por no hacerlo todos los días.
A lo lejos entre el vendaval escuchó gritos, abrigándose salió, las ráfagas de viento amenazaban con hacerla caer Entre las rocas una lancha pesquera se astillaba y los hombres que trataban de salvar a sus compañeros eran barridos por el fuerte oleaje. Se olvidó del frio prestando sus manos a los pescadores…
Después de unas horas pudieron ponerse a salvo…regresó con ellos empapados y tiritando de frio.
En la vieja cocina a leña les preparo un tazón de sopa para reconfortarlos.
Todo lo sentí, todo lo sufrí en aquella noche en que mi lancha resultó destruida por la tormenta. Josefina tiene hoy un puesto dónde vende lo que nosotros pescamos…