partir del siglo XIX y cuyo objetivo era la renovación en la creación; valiéndose de los nuevos recursos del arte poético, y dejando las tendencias antiguas a un costado, por no considerarlas eficientes.
Si bien el término es aplicable a los diversos movimientos que se basan en lo expuesto anteriormente, especialmente se encuentra relacionado con la corriente de renovación artística que se originó entre finales del siglo XIX en América Latina en el ámbito de la poesía. El cual se diseminó por todo el continente y llegó a ser adoptado por muchos poetas europeos durante el siglo siguiente.
Este movimiento se conoció en español como modernismo, pero en otros idiomas recibió el nombre de art nouveau, modern style y jugendstil, por ejemplo. En cada país, por otra parte, el modernismo tuvo sus propias características.
En el campo de la religión, el modernismo fue un movimiento teológico de finales del siglo XIX que intentó conciliar la doctrina cristiana con la ciencia y la filosofía de la época. Para esto se dedicó a interpretar de forma subjetiva e histórica los contenidos religiosos, considerándolos como un producto humano dentro de un contexto histórico.
El modernismo en la literatura
Como movimiento literario, el modernismo tuvo su origen en 1880 en América Latina; fue el primer movimiento dentro de este arte que adquiriría tal fuerza que contagiara a muchos países, contándose los principales núcleos de creación literaria de Europa, como lo eran España y Francia.
El principal referente de este movimiento fue Ruben Darío, un poeta nacido en Nicaragua, quien tras publicar en 1888, “Azul”, inició una corriente a la que sumarían otros importantes poetas de su continente, como José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera.
El objetivo de este nuevo estilo literario, era desprenderse de los modelos españoles y se apoyaron mayoritariamente en modelos de corriente subversiva como el simbolismo y el parnasianismo francés. Algunos de los autores más seguidos por los modernistas eran Théophile Gautier, Paul Verlaine, Walt Whitman y Edgar Allan Poe.
La base del modernismo se encontraba en una intención rupturista con los estilos predominantes de la época. La búsqueda de una nueva estética, inspirada en la naturaleza y con elementos de la revolución industrial, marcó el cambio de paradigma.
El modernismo buscaba impulsar el cultivo del arte más natural, separado de las construcciones burguesas. De hecho el culto a la belleza y la utilización de imágenes armoniosas son una de las características más destacadas de este giro literario. Se buscaba el acercamiento de la belleza artística a los objetos cotidianos, de modo tal que el arte fuera accesible a todas las clases sociales. No apelaba, de todas formas, a las técnicas de producción masiva.
Otras características del modernismo fueron el uso de líneas curvas, la asimetría, la utilización de motivos exóticos y la tendencia a la sensualidad y a los placeres de los sentidos. En este movimiento, el tema del amor adquirió un tono más erótico y sensual, alejándose de las imágenes románticas, tan de moda en aquella época.
Otra cuestión bastante significativa en la creación poética fue la evocación de lugares lejanos y de tiempos arcaicos, y la utilización de elementos propios de la mitología greco-latina, así como también de personajes de épocas pasadas.
Por otro lado, se hizo hincapié en la perfección de la forma y el esteticismo, así como también en el lenguaje culto. Todas herencias del parnasianismo. En lo que respecta a la musicalidad de los versos, solían utilizarse como recursos poéticos el ritmo, la aliteración y la onomatopeya.
Entre los autores más destacados del modernismo hispanoamericano podemos mencionar a Delmira Agustini, Julián del Casal, José Asunción Silva, Julio Herrera y Reissig, Amado Nervo, Leopoldo Lugones y los citados Martí y Gutiérrez Nájera.
partir del siglo XIX y cuyo objetivo era la renovación en la creación; valiéndose de los nuevos recursos del arte poético, y dejando las tendencias antiguas a un costado, por no considerarlas eficientes.
Si bien el término es aplicable a los diversos movimientos que se basan en lo expuesto anteriormente, especialmente se encuentra relacionado con la corriente de renovación artística que se originó entre finales del siglo XIX en América Latina en el ámbito de la poesía. El cual se diseminó por todo el continente y llegó a ser adoptado por muchos poetas europeos durante el siglo siguiente.
Este movimiento se conoció en español como modernismo, pero en otros idiomas recibió el nombre de art nouveau, modern style y jugendstil, por ejemplo. En cada país, por otra parte, el modernismo tuvo sus propias características.
En el campo de la religión, el modernismo fue un movimiento teológico de finales del siglo XIX que intentó conciliar la doctrina cristiana con la ciencia y la filosofía de la época. Para esto se dedicó a interpretar de forma subjetiva e histórica los contenidos religiosos, considerándolos como un producto humano dentro de un contexto histórico.
El modernismo en la literatura
Como movimiento literario, el modernismo tuvo su origen en 1880 en América Latina; fue el primer movimiento dentro de este arte que adquiriría tal fuerza que contagiara a muchos países, contándose los principales núcleos de creación literaria de Europa, como lo eran España y Francia.
El principal referente de este movimiento fue Ruben Darío, un poeta nacido en Nicaragua, quien tras publicar en 1888, “Azul”, inició una corriente a la que sumarían otros importantes poetas de su continente, como José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera.
El objetivo de este nuevo estilo literario, era desprenderse de los modelos españoles y se apoyaron mayoritariamente en modelos de corriente subversiva como el simbolismo y el parnasianismo francés. Algunos de los autores más seguidos por los modernistas eran Théophile Gautier, Paul Verlaine, Walt Whitman y Edgar Allan Poe.
La base del modernismo se encontraba en una intención rupturista con los estilos predominantes de la época. La búsqueda de una nueva estética, inspirada en la naturaleza y con elementos de la revolución industrial, marcó el cambio de paradigma.
El modernismo buscaba impulsar el cultivo del arte más natural, separado de las construcciones burguesas. De hecho el culto a la belleza y la utilización de imágenes armoniosas son una de las características más destacadas de este giro literario. Se buscaba el acercamiento de la belleza artística a los objetos cotidianos, de modo tal que el arte fuera accesible a todas las clases sociales. No apelaba, de todas formas, a las técnicas de producción masiva.
Otras características del modernismo fueron el uso de líneas curvas, la asimetría, la utilización de motivos exóticos y la tendencia a la sensualidad y a los placeres de los sentidos. En este movimiento, el tema del amor adquirió un tono más erótico y sensual, alejándose de las imágenes románticas, tan de moda en aquella época.
Otra cuestión bastante significativa en la creación poética fue la evocación de lugares lejanos y de tiempos arcaicos, y la utilización de elementos propios de la mitología greco-latina, así como también de personajes de épocas pasadas.
Por otro lado, se hizo hincapié en la perfección de la forma y el esteticismo, así como también en el lenguaje culto. Todas herencias del parnasianismo. En lo que respecta a la musicalidad de los versos, solían utilizarse como recursos poéticos el ritmo, la aliteración y la onomatopeya.
Entre los autores más destacados del modernismo hispanoamericano podemos mencionar a Delmira Agustini, Julián del Casal, José Asunción Silva, Julio Herrera y Reissig, Amado Nervo, Leopoldo Lugones y los citados Martí y Gutiérrez Nájera.