A la muerte de Fernando VII en 1833 heredó el trono su hija, Isabel II, de tres años de edad. Su madre, Mª Cristina de Borbón, asumió la regencia. Ante la oposición de los absolutistas partidarios de Carlos Mª Isidro, hermano de Fernando, que declararon la primera guerra carlista, la Reina Gobernadora se vio empujada a apoyarse en los liberales para asegurar el trono a su hija.
1.- Introducción: Durante este periodo se produjo el paso definitivo del Antiguo Régimen a un nuevo Estado liberal burgués. Todos los liberales eran partidarios de una monarquía constitucional pero estaban divididos desde el Trienio Liberal en dos tendencias, que terminaron convirtiéndose en partidos políticos a lo largo del reinado de Isabel II: moderados y progresistas.
Los moderados defendían un liberalismo doctrinario, partidario de la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, que gozaba de amplios poderes (como el derecho de veto, nombrar ministros y poder disolver las Cortes). Defensores del orden y de la propiedad, que identificaban con inteligencia y capacidad, eran partidarios del sufragio censitario y de limitar los derechos individuales, especialmente los colectivos. Defendían a la Iglesia católica y preferían una organización centralista del Estado. Socialmente eran un grupo heterogéneo formado por terratenientes, alta burguesía, vieja nobleza, alto clero y altos mandos del ejército.Los progresistas defendían la soberanía nacional y la limitación de las atribuciones de la Corona. Querían unsufragio censitario más amplio y mayores libertades y derechos, tanto individuales como colectivos. Eran partidarios de la descentralización estatal y de la Milicia Nacional. Su base social era también heterogénea: la pequeña y mediana burguesía y en general, las clases medias, profesionales liberales, artesanos y empleados urbanos y militares de baja graduación.
Ambos partidos estuvieron encabezados por espadones, que eran generales del ejército que adquirieron protagonismo político debido a la amenaza carlista y se convirtieron en únicos garantes del trono de Isabel II y árbitros de la situación política. En estos años el más importante fue el general progresista Espartero. Moderados y progresistas se alternaron en el poder, recurriendo a continuos pronunciamientos de uno u otro signo.
A la muerte de Fernando VII en 1833 heredó el trono su hija, Isabel II, de tres años de edad. Su madre, Mª Cristina de Borbón, asumió la regencia. Ante la oposición de los absolutistas partidarios de Carlos Mª Isidro, hermano de Fernando, que declararon la primera guerra carlista, la Reina Gobernadora se vio empujada a apoyarse en los liberales para asegurar el trono a su hija.
1.- Introducción: Durante este periodo se produjo el paso definitivo del Antiguo Régimen a un nuevo Estado liberal burgués.
Los moderados defendían un liberalismo doctrinario, partidario de la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, que gozaba de amplios poderes (como el derecho de veto, nombrar ministros y poder disolver las Cortes). Defensores del orden y de la propiedad, que identificaban con inteligencia y capacidad, eran partidarios del sufragio censitario y de limitar los derechos individuales, especialmente los colectivos. Defendían a la Iglesia católica y preferían una organización centralista del Estado. Socialmente eran un grupo heterogéneo formado por terratenientes, alta burguesía, vieja nobleza, alto clero y altos mandos del ejército.Los progresistas defendían la soberanía nacional y la limitación de las atribuciones de la Corona. Querían unsufragio censitario más amplio y mayores libertades y derechos, tanto individuales como colectivos. Eran partidarios de la descentralización estatal y de la Milicia Nacional. Su base social era también heterogénea: la pequeña y mediana burguesía y en general, las clases medias, profesionales liberales, artesanos y empleados urbanos y militares de baja graduación.Todos los liberales eran partidarios de una monarquía constitucional pero estaban divididos desde el Trienio Liberal en dos tendencias, que terminaron convirtiéndose en partidos políticos a lo largo del reinado de Isabel II: moderados y progresistas.
Ambos partidos estuvieron encabezados por espadones, que eran generales del ejército que adquirieron protagonismo político debido a la amenaza carlista y se convirtieron en únicos garantes del trono de Isabel II y árbitros de la situación política. En estos años el más importante fue el general progresista Espartero. Moderados y progresistas se alternaron en el poder, recurriendo a continuos pronunciamientos de uno u otro signo.