La democracia no es una ecuación que se pueda resumir en demos + kratos= gobierno del pueblo, aunque en su significado más estricto, la democracia representa la máxima definición de la soberanía popular; además, representa una configuración compleja de creencias, actitudes, conductas, convicciones, formas de pensar y entender tanto la política como todo lo que sucede en la sociedad.
Aunque las elecciones son la forma por excelencia para conformar los órganos de representación popular y de gobierno, la democracia no se acaba en el simple hecho de que la ciudadanía acuda a las urnas el día de las elecciones; al contrario, la democracia y su construcción y fortalecimiento constante requieren de la participación activa de la ciudadanía en todos los aspectos de su vida social y política.
La participación de la ciudadanía en los asuntos públicos puede generarse de muchas maneras pero sin duda lo más importante es que dicha participación se genere dentro de un marco verdaderamente democrático donde las conductas individuales y grupales se conduzcan con base en reglas mínimas -escritas o no- que regulen los alcances de los derechos y obligaciones de cada uno.
La democracia moderna, debido a la complejidad de las sociedades y las casi nulas posibilidades del total de la población para participar en la toma de decisiones colectivas, requiere del ejercicio de un sistema de gobierno basado en la representación política. Esto significa que, los candidatos elegidos deben representar al pueblo -no solamente a quienes votaron por ellos- y defender sus intereses en los órganos de gobierno.
De allí proviene la palabra mandatario: un representante popular, cualquiera que sea el cargo que desempeñe en un gobierno, se encuentra en él por mandato del pueblo a través del voto. No es el que manda, sino el que recibe el mandato, tanto para ocupar una posición como para conducirse en ella de acuerdo con los intereses de la población.
Esta es, pues, una de las bases de las elecciones; el pueblo manda y su participación en los asuntos públicos es vital para el desarrollo de su sociedad. Además, la participación ciudadana, el ejercicio del gobierno y la representación y desde luego la lucha por el poder político deben someterse a principios de observación necesaria para una disputa política verdaderamente democrática. A continuación algunos de ellos. Si requiere más información acerca de éstos y otros temas relacionados, puede visitar la página de materiales impresos del IFE y solicitarlos a través de cualquiera de las vías que ponemos a su disposición.
los valores son:
TOLERANCIA, PLURALISMO, IGUALDAD, PARTICIPACION, LIBERTAD, GARANTIAS INDIVIDUALES Y DIALOGO
La democracia no es una ecuación que se pueda resumir en demos + kratos= gobierno del pueblo, aunque en su significado más estricto, la democracia representa la máxima definición de la soberanía popular; además, representa una configuración compleja de creencias, actitudes, conductas, convicciones, formas de pensar y entender tanto la política como todo lo que sucede en la sociedad.
Aunque las elecciones son la forma por excelencia para conformar los órganos de representación popular y de gobierno, la democracia no se acaba en el simple hecho de que la ciudadanía acuda a las urnas el día de las elecciones; al contrario, la democracia y su construcción y fortalecimiento constante requieren de la participación activa de la ciudadanía en todos los aspectos de su vida social y política.
La participación de la ciudadanía en los asuntos públicos puede generarse de muchas maneras pero sin duda lo más importante es que dicha participación se genere dentro de un marco verdaderamente democrático donde las conductas individuales y grupales se conduzcan con base en reglas mínimas -escritas o no- que regulen los alcances de los derechos y obligaciones de cada uno.
La democracia moderna, debido a la complejidad de las sociedades y las casi nulas posibilidades del total de la población para participar en la toma de decisiones colectivas, requiere del ejercicio de un sistema de gobierno basado en la representación política. Esto significa que, los candidatos elegidos deben representar al pueblo -no solamente a quienes votaron por ellos- y defender sus intereses en los órganos de gobierno.
De allí proviene la palabra mandatario: un representante popular, cualquiera que sea el cargo que desempeñe en un gobierno, se encuentra en él por mandato del pueblo a través del voto. No es el que manda, sino el que recibe el mandato, tanto para ocupar una posición como para conducirse en ella de acuerdo con los intereses de la población.
Esta es, pues, una de las bases de las elecciones; el pueblo manda y su participación en los asuntos públicos es vital para el desarrollo de su sociedad. Además, la participación ciudadana, el ejercicio del gobierno y la representación y desde luego la lucha por el poder político deben someterse a principios de observación necesaria para una disputa política verdaderamente democrática. A continuación algunos de ellos. Si requiere más información acerca de éstos y otros temas relacionados, puede visitar la página de materiales impresos del IFE y solicitarlos a través de cualquiera de las vías que ponemos a su disposición.
los valores son:
TOLERANCIA, PLURALISMO, IGUALDAD, PARTICIPACION, LIBERTAD, GARANTIAS INDIVIDUALES Y DIALOGO
ESPERO QUE TE SIRVA DE ALGO