Una novela policial inventada por favor es urgente que sea larga
zatku37
Era una noche como cualquiera Alina como de costumbre había salido con Amy su amiga, y habían quedado de acuerdo en encontrarse en la fiesta a las que habían sido invitadas. Alina al salir de su casa dejó todo bajo llave completamente cerrado. Al poco tiempo dos hombres entraron a la casa de Alina en búsqueda de un documento muy importante para ellos. Alina llegó a la fiesta y se encontró con sus amigas como estaba planeado, mientras ella disfrutaba de la fiesta los hombres caminaban en silencio observando el interior de la casa en medio de la penumbra: ¿Qué hacemos ahora?-preguntó el uno.-No sé exactamente- respondió el otro. En las ventanas la lluvia aumentaba, se escuchaban truenos y podían ver las sombras de los árboles, y las cosas que se encontraban en la casa, por un momento hubo un fuerte viento que azotó las ventanas y retumbó por toda la casa, la lluvia hizo que se fuera la luz. Los hombres caminaron hacia una habitación que parecía ser una oficina, en la que había una mesita repleta de libros, una computadora, hojas blancas y una botella de whisky con un vaso a medio usar.Revisaron los cajones del escritorio y no hallaron nada. Pasaron a un cuarto amplio, acomodado con dos camas, donde también había libros, un closet lleno de ropa para estaturas diferentes, en medio de la noche los hombres parecían hermanos vestidos de igual manera para la misma ocasión.La tormenta parecía no dar tregua y la ciudad entera amenazaba con quedar completamente apagada. De repente oyeron un ruido estremecedor, enseguida sacaron sus revólveres para actuar ante cualquier cosa, pero era solamente la perrita de Alina que acababa de entrar a la casa por la lluvia torrencial que no cesaba.La fiesta fue muy agradable pues Alina y sus amigas habían disfrutado de todo, se despidieron y cada una tomó su rumbo pero lo que Alina no sabía es que dos hombres habían entrado a su casa cuando ella había salido, y se encontraban buscando ese documento tan importante para ellos. A la poca luz de los relámpagos sólo se podían distinguir habitaciones, cuadros en las paredes, que parecían vigilantes silenciosos de ojos cristalinos, y los papeles se les perdían en la oscuridad. Se movieron por toda la casa. Abrían libros, levantaban almohadas y sábanas viejas, colchones húmedos, pero no aparecía lo que los había llevado allí. Comenzaron a sudar, a pesar del frío que entraba por las ventanas. Durante días habían ido a vigilar la casa. Verificaron los horarios de Alina, la estructura de la casa, sus alrededores, el movimiento de las personas, la rutina de Alina. Ahora sentían que todo el esfuerzo se podía ir a la basura, si no encontraban lo que buscaban. Empezaron a desesperarse, pero decidieron mantener la calma.Ya estaban en el interior, sólo tenían que seguir buscando. En sus ojos se dibujaba una impaciencia, un deseo inaudito de no ser sorprendidos. Los truenos seguían, y la lluvia no paraba, la búsqueda no prosperaba, a pesar de sus esfuerzos. Pues ellos querían lo que ocultaba esta Ferrari. Alina tenía descendencia de su bisabuela Kendra Ferrari, y pues su tesoro, en papeles era lo que ellos buscaban. Después de una última mirada confusa, los hombres se dirigieron hacia el fondo de la casa, más allá del comedor. Chequearon los revólveres, y en una fracción de segundo pudieron ver en los cristales el rápido desplazamiento de las nubes. Afuera las calles se veían solitarias se habían apagado definitivamente la cuidad entera. De repente escucharon otro ruido, era Alina que acababa de llegar, Alina al ir hacia su dormitorio se sintió vigilada, a pesar de que al llegar a casa había encontrado todo tal y como lo había dejado a pesar de esto tomó una ducha y se fue a dormir, Alina dormía profundamente, cansados de buscar el tan preciado documento los hombres se miraron sin saber qué hacer.-Haz algo.-No sé qué.-Lo que se te ocurra, vamos.-¡No! tengo miedo.Silenciosamente examinaron el cuarto, abriendo pequeñas gavetas, buscando debajo de la cama, entre sus libros y así. Molestos de no encontrar nada, sin saber qué hacer y con los revólveres en las manos se aprestaban a salir, fue en ese instante que un trueno estremeció los cristales y el susto de los hombres provocó que sus armas se dispararan y fue así como una de ellas impactó en el cuerpo de Alina.
¿Qué hacemos ahora?-preguntó el uno.-No sé exactamente- respondió el otro.
En las ventanas la lluvia aumentaba, se escuchaban truenos y podían ver las sombras de los árboles, y las cosas que se encontraban en la casa, por un momento hubo un fuerte viento que azotó las ventanas y retumbó por toda la casa, la lluvia hizo que se fuera la luz. Los hombres caminaron hacia una habitación que parecía ser una oficina, en la que había una mesita repleta de libros, una computadora, hojas blancas y una botella de whisky con un vaso a medio usar.Revisaron los cajones del escritorio y no hallaron nada. Pasaron a un cuarto amplio, acomodado con dos camas, donde también había libros, un closet lleno de ropa para estaturas diferentes, en medio de la noche los hombres parecían hermanos vestidos de igual manera para la misma ocasión.La tormenta parecía no dar tregua y la ciudad entera amenazaba con quedar completamente apagada. De repente oyeron un ruido estremecedor, enseguida sacaron sus revólveres para actuar ante cualquier cosa, pero era solamente la perrita de Alina que acababa de entrar a la casa por la lluvia torrencial que no cesaba.La fiesta fue muy agradable pues Alina y sus amigas habían disfrutado de todo, se despidieron y cada una tomó su rumbo pero lo que Alina no sabía es que dos hombres habían entrado a su casa cuando ella había salido, y se encontraban buscando ese documento tan importante para ellos. A la poca luz de los relámpagos sólo se podían distinguir habitaciones, cuadros en las paredes, que parecían vigilantes silenciosos de ojos cristalinos, y los papeles se les perdían en la oscuridad. Se movieron por toda la casa. Abrían libros, levantaban almohadas y sábanas viejas, colchones húmedos, pero no aparecía lo que los había llevado allí. Comenzaron a sudar, a pesar del frío que entraba por las ventanas. Durante días habían ido a vigilar la casa. Verificaron los horarios de Alina, la estructura de la casa, sus alrededores, el movimiento de las personas, la rutina de Alina. Ahora sentían que todo el esfuerzo se podía ir a la basura, si no encontraban lo que buscaban. Empezaron a desesperarse, pero decidieron mantener la calma.Ya estaban en el interior, sólo tenían que seguir buscando. En sus ojos se dibujaba una impaciencia, un deseo inaudito de no ser sorprendidos. Los truenos seguían, y la lluvia no paraba, la búsqueda no prosperaba, a pesar de sus esfuerzos. Pues ellos querían lo que ocultaba esta Ferrari. Alina tenía descendencia de su bisabuela Kendra Ferrari, y pues su tesoro, en papeles era lo que ellos buscaban. Después de una última mirada confusa, los hombres se dirigieron hacia el fondo de la casa, más allá del comedor. Chequearon los revólveres, y en una fracción de segundo pudieron ver en los cristales el rápido desplazamiento de las nubes. Afuera las calles se veían solitarias se habían apagado definitivamente la cuidad entera.
De repente escucharon otro ruido, era Alina que acababa de llegar, Alina al ir hacia su dormitorio se sintió vigilada, a pesar de que al llegar a casa había encontrado todo tal y como lo había dejado a pesar de esto tomó una ducha y se fue a dormir, Alina dormía profundamente, cansados de buscar el tan preciado documento los hombres se miraron sin saber qué hacer.-Haz algo.-No sé qué.-Lo que se te ocurra, vamos.-¡No! tengo miedo.Silenciosamente examinaron el cuarto, abriendo pequeñas gavetas, buscando debajo de la cama, entre sus libros y así. Molestos de no encontrar nada, sin saber qué hacer y con los revólveres en las manos se aprestaban a salir, fue en ese instante que un trueno estremeció los cristales y el susto de los hombres provocó que sus armas se dispararan y fue así como una de ellas impactó en el cuerpo de Alina.