El 31 de julio venció en los Estados Unidos una moratoria del Gobierno federal que tenía por objetivo evitar los desalojos ante la falta de pago del alquiler, en una iniciativa tomada en el marco de la emergencia por la pandemia. El fin de la medida, el sábado a la medianoche, puso en vilo tanto al Congreso como al Ejecutivo, en una encrucijada que podría afectar a unos 43.3 millones de hogares y a la que, por ahora, parece difícil encontrarle salida política.
La presión sobre el presidente Joe Biden viene de ambos lados del tablero. Por un lado, el ala izquierda del Partido Demócrata presiona por una extensión de la moratoria y, por el otro, tanto el mercado, como republicanos y un número nada desdeñable de demócratas que sostienen que la moratoria ya no es necesaria y que continuarla podría ser profundamente dañino para el mercado de rentas. Se trata de un difícil equilibrio entre mostrarse atento y receptivo a las demandas de los inquilinos, promoviendo un alivio de corto plazo ante un escenario epidemiológico y de futuras restricciones que dista de ser claro, pero a la vez la certeza de que prolongar la medida podría dañar seriamente a la oferta y afectar los precios, algo peligroso en una sociedad dinámica y de mucha movilidad intra-estados como es la norteamericana.
Respuesta:
Explicación:
Tensión en Estados Unidos
El 31 de julio venció en los Estados Unidos una moratoria del Gobierno federal que tenía por objetivo evitar los desalojos ante la falta de pago del alquiler, en una iniciativa tomada en el marco de la emergencia por la pandemia. El fin de la medida, el sábado a la medianoche, puso en vilo tanto al Congreso como al Ejecutivo, en una encrucijada que podría afectar a unos 43.3 millones de hogares y a la que, por ahora, parece difícil encontrarle salida política.
La presión sobre el presidente Joe Biden viene de ambos lados del tablero. Por un lado, el ala izquierda del Partido Demócrata presiona por una extensión de la moratoria y, por el otro, tanto el mercado, como republicanos y un número nada desdeñable de demócratas que sostienen que la moratoria ya no es necesaria y que continuarla podría ser profundamente dañino para el mercado de rentas. Se trata de un difícil equilibrio entre mostrarse atento y receptivo a las demandas de los inquilinos, promoviendo un alivio de corto plazo ante un escenario epidemiológico y de futuras restricciones que dista de ser claro, pero a la vez la certeza de que prolongar la medida podría dañar seriamente a la oferta y afectar los precios, algo peligroso en una sociedad dinámica y de mucha movilidad intra-estados como es la norteamericana.